La
antigua capital del Reino Medieval de Hungría. Ajada por los años,
trata de mostrar al visitante algunas pinceladas de su belleza. Su
trazado actual, sus edificios y sus colores no me recuerdan a nada
parecido que haya visto en mis viajes por Europa.
Sus
calles son un museo de estatuas de los reyes medievales húngaros,
desde Esteban el Grande hasta Matias Corvino. Sus edificios
emblemáticos fueron arrasados, pero sus habitantes muestran
orgulloso su pasado y su historia. Vinculados a la casas de Arpad,
una familia que forjó un estado, un reino, que fue paradigma del
Catolicismo y baluarte frente al turco. Y una de sus sedes regias fue
Szekesfehervar. Un pedazo importante de la historia de Hungría.
Luis I |
A
medio camino entre Budapest, la capital, y el Lago Balatón, destino
turístico, se sitúa Szekesfehervar, una ciudad de nombre
impronunciable para nosotros hispanohablantes, y parte imprescindible
de la historia de su país. Fue Szekesfehervar, y no Visegrad, la
primera capital de Hungría y la Sede Regia de la Dinastía Arpad.
Szekesfehervar
fue además, y durante siglos, el lugar de coronación y
enterramiento de los monarcas húngaros. Precisamente su toponimia
está relacionado con esta función, su nombre significa algo así
como "la sede en el castillo blanco": Szek (sede) feher
(blanco) var (castillo). Por otra parte, en las fuentes medievales
aparece con su nombre latino; Alba Regia.
Príncipe Geza |
La
ciudad fue fundada en el 972 por el Gran Duque Geza, que estableció
aquí su residencia principesca, ya que era un lugar seguro, situado
en el monte y rodeada por pantanos. Fortificó su palacio, como era
pertinente en la época, con zanjas y murallas, y erigió una de las
iglesias más antiguas del país, en estilo bizantino.
San Esteban |
Sería
en los albores del segundo milenio, y bajo el reinado de San Esteban,
cuando Szekesfehervar alcanzó su máximo desarrollo e importancia, y
se convirtió en testigo de acontecimientos trascendentales de la
historia de Hungría y del pueblo magiar.
Rey San Ladislao. |
Durante
el reinado de Esteban I la ciudad fue un asentamiento muy densamente
poblado, rodeado por empalizadas y murallas levantadas con tierra. El
rey se ocupó de consolidar el papel de sede regia de Szekesfehervar.
Ordenó edificar la Capilla Palatina como Iglesia de Coronación y
Panteón Real.
La
basílica del Rey Esteban contaba entre los edificios más
monumentales de la Europa del año mil y uno de los edificios más
destacados del reino húngaro durante cinco siglos. En el interior se
alzaba el trono y se custodiaban la corona y los otros símbolos del
poder real (orbe y cetro) así como el tesoro y la hacienda. El
arzobispo de Esztergom tenía el privilegio de coronar al rey de
Hungría, pero la ceremonia debía celebrarse en la sede de
Szekesfehervar. No obstante el rey Esteban si fue coronado en la
propia Esztergom.
La
impresionante basílica, que tenía la capacidad de recibir en su
interior a unas diez mil almas, prácticamente toda la población de
la ciudad, vio coronar a casi cuarenta reyes y ofreció lugar de
sepultura a otros quince. Entre los monarcas sepultados tenemos a
Emerico, San Esteban, Colomán el Bibliófilo, Bela II, Bela III,
Ladislao III, Carlos Roberto I, Luis I y Luis II.
En
la actualidad solo unas pocas ruinas quedan de tan magnífico
edificio, en un céntrico jardín junto al Palacio Episcopal. Los
invasores otomanos en el siglo XVI se encargaron de saquearla,
profanarla y reducirla a escombros. La conquista turca en 1543 puso
fin a quinientos años de vocación monárquica. Y cuando los turcos
se retiraron, un siglo y medio más tarde, dejaron atrás un montón
de ruinas.
En
otro orden de cosas, dejando a un lado las funciones regias, las
rutas de peregrinación con destino a Tierra Santa y las vías
comerciales que pasaban por aquí, y los mercados semanales, también
contribuyeron al engrandecimiento de la urbe.
Matías Corvino |
Por
otro lado, pero siguiendo con lo mismo, los monjes que se
establecieron aquí, al igual que los habitantes, enriquecieron Alba
Regia con la construcción de iglesias, monasterios y viviendas. Y en
el siglo XII los suburbios quedaron unidos a la ciudad. Otro de los
acontecimientos más destacados de la historia de Szekesfehervar fue
la concesión en 1222 de la "Bula de Oro", por el rey
Andrés II, un documento de similares características a la Carta
Magna otorgada por Juan Sin Miedo. (En ambos casos sometidos a
fuertes presiones por parte de la nobleza).
Una
centuria antes de la llegada de los otomanos Szekesfehervar inició
una lenta y progresiva decadencia. Los cambios en el sistema social y
en la administración, y el desplazamiento de poder político a Budo,
provocó la disminución del papel político de Szekesfehervar. No
obstante Alba Regia siguió disfrutando de los honores de la
Coronación y los enterramientos de los monarcas.
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