Se trata de las mayores
atarazanas medievales que se conservan en el mundo. Un edificio, o
más bien una serie de edificios góticos del siglo XIV. En estas
atarazanas se construyó, sobre madera, el dominio catalán de los
mares (y del comercio).
A escasos metros se eleva la famosa estatua
del almirante Cristobal Colón, y es que la ciudad de Barcelona
siempre ha vivido, se ha desarrollado y enriquecido mirando al mar. A
pesar de no contar con un buen puerto.
Su estado de
conservación es realmente excepcional para unos astilleros
medievales. Desde el siglo XII la actividad marítima fue en aumento,
y las conquistas mediterráneas y la incorporación de Mallorca y
Valencia favorecen el aumento de demanda de naves comerciales y
militares. Arnau Ferrer fue su maestro de obras, y las ocho primeras
naves paralelas de las Reials Drassanes, estaban ya concluidas en
1381, gracias al esfuerzo conjunto de la ciudad y la Corona de
Aragón. El recinto se construyó bajo el mandato de Peré el
Ceremonioso (Pedro IV de Aragón ) y de su época aún sobreviven dos
torres almenadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario