miércoles, 13 de agosto de 2014

LA COMERCIALIZACIÓN DEL CAMINO DE SANTIAGO.



Poner en venta el camino, sacar los cuartos a los peregrinos y hacer un negocio con la fe de los cristianos no es nada nuevo, ni un fenómeno característico y exclusivo del siglo XXI. Si hacemos caso a A. Picaud, ya en la Edad Media, Compostela, y en general, todo el Camino, era un auténtico mercado, donde el visitante podía adquirir, a un módico precio, cualquier mercancía, útil o chuchería.


“Detrás de la fuente está, según dijimos, el paraíso (atrio), pavimentado de piedra, en el que, entre los emblemas de Santiago, se venden las conchas a los peregrinos. Se venden allí también botas de vino, zapatos, esportillas de piel de ciervo, bolsas, correas, cinturones y hierbas medicinales de todo tipo y demás especias, así como otros muchos productos. La extensión del paraíso es de un tipo de piedra por cada lado”.  

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