martes, 24 de junio de 2014

LA REVUELTA DE WAT TYLER.




Los antisistemas no son algo nuevo de este bendito siglo XXI. A lo largo de la historia, y ya van siglos, han existido personas que, por uno u otro motivo, mostraron su total desacuerdo con la organización política y socioeconómica en la que se hallaban inmersos. Y muchas de estas personas se pusieron manos a la obra, y enfocaron sus vidas y energías a luchar por derribar el sistema de los oprimía. 

Durante la Baja Edad Media una oleada de revueltas populares recorre Europa. Las masas más humildes protagonizan insurrecciones antiseñoriales, que las más de las veces acaban en auténticos baños de sangre. Quizás se exagerado hablar de "oleadas revolucionarias", pero no deja de ser cierto que las revueltas campesinas pertenecen al régimen señorial (y feudal) tanto como las huelgas y manifestaciones al Capitalista. Dos modos de organizad la producción y distribución de bienes, y una misma manera de enfrentarlos; desde la humilde base trabajadora y productora.

Una de estas revueltas bajomedievales fue la acaudillada en Inglaterra por Wat Tyler en 1381, que además es uno de los movimientos populares mejor documentados de toda la historia medieval inglesa. Y aunque la insurrección fue un fracaso, significó el principio del fin de la servidumbre en Inglaterra. En  ese sentido sirvió para sensibilizar a las clases altas de lo apremiante y necesario que era afrontar un reforma del feudalismo y de las condiciones miserables en las que vivía un campesinado que se veía obligado a trabajar bajo un régimen de casi esclavitud. 


Las palabras se encargan de espolear los corazones oprimidos. El clérigo John Ball predicó ante el campesinado inglés, animándolos a resistir utilizando toda la fuerza y recursos, a cualquier opresión por parte del Estado. Además, las noticias de insurrecciones populares llegadas del otro lado del Canal, de Francia y Flandes, alentaban a las clases bajas inglesas. 

Este fue el caldo de cultivo para que se gestara un motín antifiscal. El 30 de mayo de 1391 recaudadores reales llegaron a una pequeña aldea de nombre Fobbing, y se encuentran con la férrea oposición del terrateniente local Thomas Baker. Los funcionarios del tesoro regio abandonaron el pueblo con las manos vacías y el rabo entre las piernas. 

Rápidamente cundió el ejemplo y estalló una revuelta en Essex, que se propagó como una llama sobre pólvora, iniciándose una marcha hacia Londres. Los sublevados entraron en la capital el 13 de junio. Wat Tyler se puso al frente de los rebeldes de Kent y se dirigieron hacia Londres para unirse y prestar apoyo a la revuelta. 


El populacho se organizó y demostró un gran sentido de la colaboración y ciertas dotes para la guerra, abriéndose paso hacia Londres. Se toparon con una compañía fuertemente armada con el rey Ricardo II y el Lord Mayor (o alcalde de Londres), William Walworth al frente. Se avinieron a parlamentar, Tyler desmontó, bajó la guardia, la vil mano del Lord Mayor apuñaló el cuello del rebelde y la espada del caballero John Cavendish atravesó su abdomen. Esa era precisamente la señal indicada para comenzar la masacre.

¡Han matado al capitán!, gritaron los campesinos, que se aferraron a la vida, blandieron sus armas y vendieron muy cara su inevitable derrota.

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