lunes, 16 de junio de 2014

BAGAUDAS



Si el estado no es capaz de proteger a sus gentes, los que nada tienen se organizan, se lanzan al monte y al camino a vivir como depredadores, y no tienen inconvenientes en enfrentarse abiertamente a los cuerpos armados oficiales. 

A mediados del siglo V, el Imperio Romano hacía aguas por todas partes, su presencia militar en Hispania era cada vez más débil y testimonial, los recursos económicos parecían estar agotados y la agitación social (latente en épocas de bonanza) se materializó en un movimiento de rebelión; los bagaudas. 

Los bagaudas fueron un variopinto ejército (o más bien milicias) formadas por esclavos, campesinos empobrecidos, bandoleros y todos aquellos, que descontentos con el sistema, estaban dispuestos a tomas las armas y dirigirlas contra el (declinante) poder establecido. 

La corrupción de magistrados, recaudadores y grandes propietarios, conducen a los más humildes a un empobrecimiento extremo, y muchos de ellos no ven más salida,  que renunciar a la ciudadanía y convertirse en perseguidos y proscritos. Y a esta masa de gente honrada y desesperada, se irán uniendo bandoleros y delincuentes comunes, haciendo causa común contra la opresión institucional.

Salviano toma partido por estos depauperados sociales y los caracteriza como: "expoliados, afligidos, aniquilados por jueces malos y crueles".

Los bagaudas aparecieron de forma intermitente durante varias generaciones, y popularmente eran conocidos como "los habitantes de los bosques". Aunque el significado exacto de la palabra bagauda sigue siendo desconocido. 

Se trataba de grupos heterogéneos, que únicamente tenían en común la pobreza y el estar situados al margen de la ley; esclavos, proscritos, desertores, desheredados, ciudadanos arruinados o ladrones. Con una organización militar muy rudimentaria y mal armados, combatieron utilizando la táctica de la guerra de guerrillas. Los bandoleros y desertores conformaron la oficialidad de estos curiosos ejércitos. 

En 449 Basilio se puso al frente de ellos y asolaron el Valle del Ebro, y junto al rey suevo Requiario tomaron Zaragoza y Lérida. Las acciones bagaudas consistían en razzias y saqueos a campos y grandes propiedades, para obtener botín. Puntualmente también protagonizaron golpes de mano sobre ciudades, aunque nunca llegaron ni a ocuparlas, ni a dominarlas, lo que demuestra el escaso (o nulo) apoyo que tenían entre la población urbana. 

En el año 455 los visigodos, en nombre de Roma, exterminaron este movimiento, y los supervivientes fueron reubicados como campesinos feudatarios. 

Hasta que punto la bagauda fue un movimiento organizado, con unos fines claros de rebelión contra el poder romano en Hispania, sigue siendo objeto de debate entre los entendidos en la materia.

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