En un pequeño parque, semiescondido en un barrio de Smithfield, la Iglesia de San Bartolomé el Grande, fundada en 1123 como un priorato de la Orden Benedictina para por ser una de las iglesias más antiguas de Londres y uno de los escasos edificios medievales que se salvaron de las llamas durante el terrible incendio que en 1666 asoló la ciudad.
La iglesia fue construida por un eclesiástico de la Catedral de San Pablo llamado Raherus, como agradecimiento por haber sanado de unas terribles fiebre contraídas durante una devota peregrinación a Roma. Entre fiebres y delirios, creyó haber visto a San Bartolomé, pedirle la creación de un hospital y una iglesia.
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