Descendiendo
desde El Acebo, en plena bajada hacia el llano berciano, se encuentra
Riego de Ambrós, donde el Camino se hace muy duro, especialmente
para las sufridas articulaciones; rodillas y tobillos.
En
fecha tan temprana como el siglo XII se nombrara como Riego de
Ambroz, topónimo que procedía de Ambroce, su señor feudal. Además
en la Edad Media también contaba con hospital para peregrinos.
Al
tratarse de un terreno escarpado y montuoso, la agricultura era
improductiva (por impracticable) y sus gentes debían dedicarse a la
ganadería y a las colmenas.
Este descenso es, posiblemente y según
gustos, el tramo más complicado entre León y la Tumba del Apóstol.
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