Existen once obeliscos egipcios diseminados por toda Roma, pero este es especial. Se trata del más pequeño de todos ellos, pertenecía a la dinastía XXVI y al parecer fue llevado a la Ciudad Eterna por el emperador Diocleciano. Y lo que hace de este un obelisco especial es su base, un hermoso elefante esculpido por el alquimista del cincel Bernini, y que se conoce popularmente como Pulcino della Minerva, por estar situado frente a la basílica Santa María Sopra Minerva, en la plaza del mismo nombre.
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