martes, 25 de marzo de 2014

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA CULTURA CASTREÑA



Lo primero que llama la atención es la acusada personalidad de esta cultura castreña. Los estudios hasta principios del siglo XX identificaban el hábitat de la II Edad del hierro en la zona noroeste con poblaciones celtas.

La característica que unifica (culturalmente) a todas estas poblaciones de la Segunda Edad del Hierro es su patrón de asentamiento en torno a poblados fortificados, situados en altura, que reciben el nombre de castros o citanias (en portugués), en las cuales las viviendas suelen ser de planta circular.

Ni espacial, ni temporalmente, todo esto se circunscribe exclusivamente al noroeste. El ámbito geográfico de desarrollo de la Cultura Castreña es muy preciso. Un núcleo central, el entorno de Galicia, Occidente de Asturias y Norte de Portugal, y una zona de expansión hacia la Meseta. El río Duero sirve de frontera, o límite meridional de este mundo castreño. 

LAS ÉTNIAS.
Si para el mundo ibérico es difícil, y para la Celtiberia complicado, el estudio de las etnias del norte es un auténtico galimatías de cuasi imposible solución. Esto es debido fundamentalmente a que se trata de la última zona en ser romanizada y ser la más alejada de los centros de poder. Por estos motivos, en las fuentes literarias nos topamos con una mayor imprecisión para situar geográficamente a estas poblaciones e identificarlas nominalmente. 

Simplificando, y a grandes rasgos, podemos nombrar a los tres grandes grupos poblacionales como galaicos, astures y cántabros. Formando parte de estos grupos aparecen un sinnúmero de etnias muy difíciles de identificar. 


CRONOLOGÍA.
Para el mundo castreño contamos con dos periodizaciones. Maluquer establece cuatro periodos;
Castreño I
Castreño II
Castreño III
Castreño IV

En época más reciente esta cronología se ha revisado y se ha establecido una nueva, y más aceptada, dividida en tres periodos:
Castreño I o Castreño Antiguo. Siglos VII - V a.C.
Castreño II o Castreño Clásico. Siglos IV - III - II a.C.
Castreño III o Castreño Tardío. Hasta el siglo II d.C.

ARQUITECTURA Y URBANISMO.
Emplazamiento; los castros se ubican en zonas de difícil defensa. Puede ser en altura, en un cerro, en llano, en un área rodeada por extensas llanuras, pueden estar fortificados, o no, y utilizan diferentes paramentos defensivos: torres, murallas, o fosos. Además distinguimos entre castros interiores y castros costeros. cuya característica más destacable es su especialización económica. 


En el interior de los castros constatamos la existencia de viviendas de plata circular u ovalada. Hasta época romana no aparecen casas de planta angular. No obstante, las casas de planta circular no desaparecen con la llegada de los romanos. Las casas tienen una única puerta y es habitual que presenten un porche de acceso.

Normalmente las casas se construyen con zócalo de piedra y con alzado en tapial (muro de barro). La cubierta de las estructuras suele ser en materia vegetal, al menos en época prerromana. Los pavimentos de las habitaciones van a ser de piedra apisonada y de manera puntual se enlazan los interiores de las viviendas. Propios de estas viviendas castreñas son los bancos cosidos. 

Los aparejos suelen ser de carácter poligonal. El otro tipo de aparejo característico es el ciclópeo, propio de las estructuras defensivas. 

Los paramentos defensivos suelen ser fosos, terraplenes, parapetos o murallas con torres. El terraplén es una estructura de tierra levantada en el suelo. El parapeto es una antemuro de pequeñas dimensiones. Campos frisios son terrenos con estacas o piedras clavadas. Son muy habituales en el mundo castreño, colocándose delante del muro del foso para obstaculizar el paso de la caballería.

Lo único que podemos decir con total seguridad es que un castro es un lugar de habitación suprafamiliar, algunos de reducidas dimensiones para 40 ò 50 personas, mientras que otros alcanzan las 200 personas, estaríamos hablando de poblados de grandes dimensiones. 


No existe un patrón de poblamiento estándar en el caso de los castros. El único elemento característico de los castros son los monumentos con hornos. Reciben ese nombre por su relación con las aguas. En el interior de estos monumentos existen una o varias estructuras cuadrangulares llenas de agua. Se le atribuye una función de carácter termal. Y poseen horno, porque ahí se produce una combustión y se creman los cadáveres, teniendo, de esta manera, un cometido ritual y funerario. En la actualidad se interpretan como santuarios de carácter salutrífero vinculado a las aguas. 

Se advierte una clara evolución histórica en la problemática del mundo castreño. En los castros prerromanos no hay obras de ingeniería (aterrazamientos, calles, sistemas de drenaje). Las casas angulares también serán introducidas en los castros a partir de época romana. 

Los habitantes de los castros practican el rito funerario de la cremación y no hay constancia de la existencia de unas estructuras funerarias de carácter monumental.

Las poblaciones castreñas son agricultoras, ganaderas y están volcadas a la explotación de recursos marinos y metalogenéticos.


"Todos los montañeses son austeros, beben normalmente agua, duermen en el suelo y dejan que el cabello les llegue muy abajo, como mujeres, pero luchan ciñéndose la frente con una banda. Comen principalmente chivos, y sacrifican a Ares un chivo, cautivos de guerra y caballos. Hacen tambien hecatombes de cada especie al modo griego, como dice Píndaro:

de todo sacrificar cien.
Realizan también competiciones gimnásticas, de hoplitas e hípicas, con pugilato, carrera, escaramuza y combate en formación. Los montañeses, durante dos tercios del año, se alimentan de bellotas de encina, dejándolas secar, triturándolas y luego moliéndolas y fabricando con ellas un pan que se conserva un tiempo. Conocen también la cerveza. El vino lo beben en raras ocasiones, pero el que tienen lo consumen pronto en festines con los parientes. Usan mantequilla en vez de aceite. Comen sentados en bancos construidos contra el muro y se sientan en orden a la edad y el rango. Los manjares se pasan en círculo, y a la hora de la bebida danzan en corro al son de flauta y trompeta, pero también dando saltos y agachándose, y en Bastetania danzan también las mujeres junto con los hombres cogiéndose de las manos. 

Todos los hombres visten de negro, sayos la mayoría, con los que se acuestan también sobre jergones de paja. Utilizan vasos de madera, igual que los celtas. Las mujeres van con vestidos y trajes floreados. En vez de moneda, unos <...> y los que viven muy al interior se sirven del trueque de mercancías, o cortan una lasca de plata y la dan. A los condenados a muerte los despeñan y a los parricidas los lapidan más allá de las montañas o de los ríos. Se casan igual que los griegos. A los enfermos, como antiguamente los egipcios, los exponen en los caminos para que los que la han pasado les den consejos sobre su enfermedad. Para las subidas del mar y los pantanos usaban, hasta la época de Bruto, embarcaciones de cuero, pero hoy día incluso las talladas a partir de un solo tronco son ya raras. Su sal es púrpura, pero blanca una vez molida. Este, como he expuesto, es el género de vida de los montañeses, y me refiero a los que jalonan el flanco norte de Iberia: calaicos, astures y cántabros hasta llegar a los vascones y el Pirene; pues el modo de vida de todos ellos es semejante. Pero temo dar demasiados nombres, rehuyendo lo fastidioso de su transcripción, a no ser que a alguien le agrade oír hablar de los pleutauros, bardietas, alotriges y otros nombres peores y más ininteligibles que éstos"."
Estrabón III, 3.7

Texto redactado a partir de las clases del profesor
de la Universidad de Cádiz Darío Bernal Casasola

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