martes, 25 de febrero de 2014

SUERO DE QUIÑONES Y EL PASO HONROSO.



El Camino de Santiago durante la Edad Media estaba transitado por privilegiados (nobles y clérigos) y no privilegiados (el resto). Los caballeros (andantes) que tenían como adalid al propio Santiago, también hacían la peregrinación como una práctica más de su vida ideal caballeresca. Y en esta peregrinación (caballeresca) convergen tres factores: la práctica marcial propiamente dicha, como un ejército típico, y obligatorio, de la caballería, el sentido religioso cristiano (y católico) de la peregrinación, en este caso concreto, para rendir homenaje a Santiago Apóstol y el amor cortés, ideal caballeresco de cortejo a la dama, cuya máxima patrocinadora fue la eternamente tratada bien por la historiografía, Leonor de Aquitania.


En el medieval Camino de Santiago se hizo famoso el Paso Honroso, un torneo celebrado en el Puente del Órbigo. Su protagonismo fue el caballero Suero de Quiñones. Suero, perdidamente enamorado de la dama Leonor de Tovar, penaba por este amor y llevaba un collar permanentemente asido al cuello. Dispuesto a liberarse de este amor que lo mantenía preso, decidió retar en combate a caballeros peregrinos, para demostrar su destreza en las justas y quebrar trescientas lanzas.


Corría el año 1434 un año jubilar, y el valiente Suero lanzó su reto en una fiesta celebrada por Juan II, siendo el propio rey, anfitrión de la misma. El rey dio su permiso, y en poco tiempo se establecieron las reglas de las justas. El lugar elegido para estas lides fue el puente sobre el río Órbigo, cerca de la localidad de Hospital de Órbigo. 

Suero de Quiñones convocó a nueve caballeros más. Sus nombres han quedado grabados en un sencillo (o simple) monolito, más o menos, hacia la mitad del puente. A saber; Lope de Estuñiga, Diego de Bazan, Pedro de Nava, Suero hijo de Alvargómez, Sancho de Ravanal, Lope de Aller, Diego de Benavides, Pedro de los Ríos y Gómez de Villacorte. Estos diez paladines retarían a todo caballero que quisiese cruzar el famoso puente.


El reto lanzado por Suero fue anunciado por todos los lugares do andar se podía. El torneo se prolongó durante un mes, entre julio – 10 – y agosto – 9 - , y únicamente se descansó el día 25, festividad del Patrón Santiago, y rendir homenaje al Apóstol. 

Al finalizar cada jornada, los caballeros participantes bebían, comían y se divertían, tal y como era usual en este tipo de fiestas. Suero y sus nueve hombres se enfrentaron con caballeros de Cataluña, Portugal, Bretaña, Italia y Alemania, llegando a quebrar más de 70 lanzas, finalizando el torneo el día 9 de agosto, cuando el propio Suero fue herido. 

Finalizada la hazaña Suero peregrinó a Compostela y donó al Apóstol una réplica de la argolla que durante meses había llevado prendida al cuello. La inscripción rezaba ;
                 “qué será de mi señora
                 si no moderáis vuestro rigor”


Pasado un año, Suero casó con su amada Leonor y disfrutaron su felicidad durante veinticuatro años. Pasado ese tiempo, uno de los caballeros derrotados en Paso Honroso acabó con la vida de Suero.

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