El viento azota los
cuerpos. Ataca sin piedad a los centinelas desguarecidos y castiga la
piel de estáticos guerreros que no saben bien que pensar. Esta
mañana el amanecer trajo vientos de guerra.
La Alcazaba de Almería
es uno de los conjuntos monumentales, arquitectónicos y artísticos
más destacados de la España mulsulmana; fortaleza militar y sede
del gobierno. Una alcazaba es una ciudadela construida en varios
niveles ubicada sobre una extensa elevación del terreno.
Esta emblemática
fortaleza se ubica en un cerro desde el cual se domina toda la ciudad
y la bahía. Su localización responde a motivos estratégicos y
desde su construcción ha sido sede y residencia de los
representantes del poder.
Tras subir los escalones
que comienzan en la calle Almanzor, accedemos a la fortaleza a través
de la Puerta de la Justicia.
La entrada está
protegida por la Torre de los Espejos. Se cuenta que en su interior
funcionaba un sistema de espejos que servía para mandar señales
ópticas a los barcos.
El origen de la Alcazaba
está íntimamente ligada a la ciudad de Almería. Surge en el siglo
IX, como puerto de una ciudad que estaba a unos seis kilómetros de
la costa; Bayyana. A mediados del siglo X fue fortificada y comenzó
a ser conocida como Al-Mariyya. En estos tiempos la alcazaba ya debía
contar con una configuración muy similar a la actual.
Las murallas llegan a los
tres metros de espesor y los cinco metros de altura, elevadas sobre
enormes rocas, lo que la convierten prácticamente en imposible de
asaltar.
Agua, elemento
dinamizador de cualquier edificación musulmana, presente en todos
los ámbitos de la cultura de Al Andalus.
En la arquitectura
palaciega mediante un esmerado e inteligente aprovechamiento y
distribución de tan preciado elemento, se consigue cultivar árboles
frutales, huertas y plantas de todo tipo.
Además el agua es
purificadora, imprescindible para el fiel, que debe efectuar
abluciones rituales antes de rezar.
Inscripción
conmemorativa de las construcción de una fuente para abluciones.
Mármol blanco. Siglo XII.
Agua y jardines por todos
lados. Para los hombres venidos del desierto, este es el aspecto de
un auténtico paraíso. Y no fue obra de Alá. Fue la creación de
exquisitos ingenieros, esmerados jardineros y emotivos artistas.
Fortaleza, palacio,
vivienda de lujo. Aquí se vivía completamente aislado de los
problemas terrenales que agobian al populacho.
Paseando entre flores que
aromatizan el aire y se mezcla con la sal regada por la brisa del
mar.
Durante el siglo X
Al-Mariyya será la sede de la flota naval del Califato de Córdoba.
La Torre Sur domina uno
de los flancos de la fortaleza, superada únicamente en altura por la
Torre del Homenaje del Alcázar Cristiano.
La Torre Norte.
La Torre Norte y la Torre
Sur se encuentran unidas por un adarve, o camino de ronda, protegido
por robustas almenas.
El Cerro de San Cristobal
también aparece fortificado.
Frente a sus murallas el Sagrado
Corazón de Jesús vela por los sueños de la ciudad que duerme a sus
pies.
La muralla de Jairán
cierra el barranco de la Hoya, convirtiéndolo en una auténtica
ratonera para los ejércitos hostiles.
La Alcazaba, y el Cerro
de San Cristobal están conectados por medio de una muralla que
atraviesa el Cerro de la Hoya, configurando un entramado defensivo de
extraordinaria magnitud.
El Aljibe del siglo X
proveía de agua a todos los habitantes de esta inmensa fortaleza.
Estas estructuras se construyen enterradas para proteger el agua de
la luz del sol, para evitar que se pudra. El agua de lluvia y las
escorrentías superficiales alimentan el aljibe.
La extracción del agua
para el consumo se efectuaba mediante un pozo abierto en la cubierta
del aljibe.
Otro de los usos del
agua; el Hamman. Los baños constituyen un elemento fundamental en la
vida cotidiana del musulmán, con toda la significación ritual y
social que posee. El hamman está compuesto de tres salas; fría,
templada y caliente, y el aire que calienta la estancia procede de
grandes calderas y es distribuido por canalizaciones subterráneas.
En el siglo XI se produce
la fitna del Califato de Córdoba, con la aparición de
numerosas taifas. Almería será la capital de una de esas taifas.
Sus soberanos utilizaran el alcazaba como residencia, destacando el
rey Al-Mutasin, al que visitó el geografo Al-Udri, que además
describió su palacio.
Zona residencial y
palaciega del alcazaba. Estanques y fuentes posibilitan que los
residentes nunca dejen de estar en contacto con la naturaleza.
Desde aquí, los
gobernantes musulmanes protegían un puerto al que llegaban
mercancías procedentes de todos los rincones del mundo conocido.
¿Cómo podían imaginar que el mundo no acababa aquí? ¿qué unas
lejanas tierras llenas de maravillas habían desarrollado
sofisticadas culturas desconocidas?. Y vivieron durante milenios sin
mirarse a la cara.
A finales del siglo XI
Almería queda integrada dentro del imperio Almorávide, que
coincidió con la época de mayor esplendor de la ciudad, que sería
conocida como la Puerta de Oriente, ya que desde aquí se establecían
relaciones comerciales con todos los puntos del Mediterráneo.
En el puerto de Almería
se embarcaba mármol de Macael, cuya calidad y cantidad no tenía
paragón en todo Al-Andalus y textiles de fabricación propia para
comerciar con todo el Mediterráneo. Entre las producciones
artesanales de la ciudad, destacaba la seda. Se llegaron a
contabilizar 800 telares en la ciudad. Por otro lado llegaban
cereales, oro, marfil, esclavos eunucos, lino y especias del Próximo
y Lejano Oriente y del Norte y Centro de África..
En el año 1147 una
fuerza combinada formada por las flotas de las ciudades italianas de Génova y Pisa, catalanes, aragoneses y castellanos, comandada por
Alfonso VII, conquistaron la ciudad. Almería quedó bajo control
cristiano, produciéndose un retroceso de su potencial económico,
que se vio reflejado en una cierta decadencia social y cultural.
En 1157 los almohades
recuperaron Al-Mariyya para el Islam, y aunque revitalizaron la
ciudad y la volvieron a colocar en el mapa comercial mediterráneo,
jamás recuperó el esplendor de la etapa anterior.
Casas andalusíes
ubicadas en la zona residencial de la Alcazaba, muy próximas a la
zona palaciega, de la que quedaba separada por un muro.
Estos dos edificios son
recreaciones de casas tradicionales islámicas con un patio interior
y varias habitaciones que se abren a su alrededor. Estas casas
andalusíes presentan una serie de elementos constantes, aunque sus
características formales vayan cambiando según la época y la clase
social que la habite.
Estas viviendas se
desarrollan hacia el interior, con varias dependencias que se
organizan alrededor de un patio que les suministra la luz y la
ventilación necesaria (e imprescindible). El clima almeriense
posibilita que la vida familiar gire en torno al patio.
En la zona residencial de
la Alcazaba han aparecido pequeños juguetes y miniaturas que nos
acercan al mundo infantil. En la imagen una figurilla con forma de
caballo. La presencia de estas figurillas se ha puesto en relación
con determinadas fiestas musulmanes en las que es costumbre
regalarlas.
Una de las
características que definen la vivienda andalusí es lo escaso de su
mobiliarios y enseres, y el que en una misma estancia se desarrollen
actividades diferentes.
La misma habitación que
era utilizada para las labores cotidianas, se convertía, al caer la
noche, en un austero dormitorio.
A mediados del siglo
XIII, tras la irrupción cristiana en tierras andaluzas y la
formación del Reino de Granada, Almería pasó a formar parte del
Reino Nazarí junto a las provincias de Málaga y Granada.
El Mirador de la
Odalisca, recibe este nombre por una romántica y trágica leyenda.
Galiana, concubina predilecta del Palacio de Almotacín, escuchó en
una fría y oscura noche, un prisionero cristianos cantando desde la
mazmorra. La voz del reo atravesó los muros, sus letrillas alababan
la frágil belleza de la odalisca. La melodía llegó a su corazón y
conmovida decidió liberar al preso enamorado. Lo estaba ayudando a
escapar descolgándose por la ventana, cuando sorprendidos, el
cristiano perdió pie, se precipitó al vació y se estrelló contra
el suelo. Poco después, apoyada en el alfeizar de la ventana, la
bella Galiana también moriría a causa de la tristeza.
1489, poco antes de la
rendición de Granada, los Reyes Católicos conquistaron la ciudad,
la incorporaron a la Corona de Castilla y pusieron fin a seis siglos
de historia islámica en la ciudad.
Proyectiles.
El Alcázar Cristiano. En
Iberia todo lo que fue musulmán, terminó siendo católico.
En 1490, un año después
de la toma de la ciudad, el secretario real Hernando de Zafra, ordena
la construcción, sobre antiguas dependencias del palacio islámico,
un nuevo castillo.
El Alcázar muestra unas
formas y técnicas constructivas diferentes de la Alcazaba. Presenta
planta triangular, con torres circulares en los extremos, patio de
armas y Torre del Homenaje. Los materiales son bloques de sillares de
cuidada ejecución. En algunos es posible ver marcas de cantero.
La Torre del Homenaje, origen y torre capitana de los castillos medievales cristianos.
Militarmente la
fortificación se adapta a las necesidades defensivas de la época,
tras la aparición de la artillería.
El patio de armas, que
rodea a la gran Torre del Homenaje, se abre a los vientos procedentes
del mar. La brisa acaricia a los soldados de la guarnición cuando
pasan revista.
Torre de la Polvora que cierra el patio de armas.
Artillería en el interior de la Torre de la Polvora.
La misma torre desde el exterior.
La Alcazaba de Almería
mira directamente a los ojos del mar Mediterráneo.
Desde la más alta de las
atalayas, el viento mece con suavidad el pendón de la Media Luna, el
alcaide divisa a lo lejos el regreso de su flota cargada de especias
cultivadas con esmero bajo el sol de otros países, las más
dedicadas bellezas para formar parte de su pequeño harem, maderas
preciosas y costosas arrancadas del corazón de bosques tropicales
situados en lugares de nombres impronunciables.
Sigo una ruta de piedras
que fueron templos o fortalezas, atávicas necesidades del hombre; la
religión y la guerra. No han existido sociedades pacíficas, ni
tampoco sociedades ateas. Iglesias y castillos nos cuentan la
historia de Europa.
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