martes, 29 de octubre de 2013

LA MUJER EN MESOPOTAMIA



La Tierra entre Ríos vio nacer las primeras ciudades de la historia y organizaciones sociales estatales. En estas civilizaciones jerarquizadas, potámicas y agrícolas, el papel de la mujer era de sumisión total al hombre.

Las leyes inscritas en el Código de Hammurabi, describen los derechos y las obligaciones de las féminas. Gracias a documentos de esta naturaleza nos podemos hacer una idea de como era su forma de vida.

Sumisión de la mujer. La mujer en Mesopotamia estaba totalmente sometida a la autoridad del hombre, normalmente al padre o al marido. En ausencia de ambos el tutor de la mujer podía ser un tío paterno o un hermano. El hombre era, por tanto, el cabeza de familia, de la misma manera que el rey, se situaba en la cúspide de la pirámide social.

Para la sociedad mesopotámica la legitimidad de la descendencia era esencial, por ello, se reprimía totalmente la libertad sexual de la mujer.

Matrimonio, dote y precio de la novia.. También en Mesopotamia van a nacer tres instituciones básicas para entender las relaciones entre hombres y mujeres.

Matrimonio. El matrimonio es un contrato que recoge las condiciones en que se establece la unión entre un hombre y una mujer, y por tanto, debe estar sancionado por la ley. En el caso de Mesopotamia tenemos el ejemplo del Código de Hammurabi que recoge las condiciones que debe cumplir un matrimonio para que se considerado legal. Los matrimonios normalmente eran acordados por los padres o los hermanos de los cónyuges. En el contrato matrimonial había (y aún se siguen manteniendo en algunas culturas) dos conceptos de gran importancia, dote y precio de la novia.

Dote. La dote es un dinero o conjunto de bienes que el padre de la novia otorga a su hija para el mantenimiento de su nuevo hogar. En realidad no será la hija quién administre esta dote, sino que pasará al conjunto de bienes de ese nuevo hogar (controlado por el marido o por el padre de éste). Las hijas no reciben herencia por que lo que le correspondería como tal, sería para la dote.

Precio de la novia. Se trata de una cantidad (dinero o especies) que la familia del novio tenía que pagar para que su hijo se pudiera casar. Esto cobra especial importancia en épocas y lugares donde escasean las mujeres

Divorcio. Un hombre podía divorciarse de su mujer sin necesidad de justificar su decisión. No obstante, si había tenido hijos con ella, esta se quedaba con la dote para poder mantenerlos.

Si era la mujer la que solicitaba el divorcio y el marido se negaba a concedérselo, entonces intervenían los tribunales. Si la mujer conseguía demostrar dejadez de sus funciones por parte del marido, podía irse con sus hijos y con la dote. Pero si se probaba que el matrimonio se deshacía por culpa de la mujer, perdía la dote, los hijos y el marido podía mantenerla como sierva.

La protección de las viudas. Cuando una mujer quedaba viuda, su situación de desamparo era realmente complicada. Por este motivo los babilonios establecieron leyes y medidas para paliar esta funesta situación y permitir a las viudas poder sobrevivir dignamente.

Se estableció que los regalos de boda debían guardarse en un depósito para ser utilizado en caso del fallecimiento del esposo para cubrir los gastos de la manutención de la viuda. Si no existían estos regalos, la ley permitía que la mujer heredara una parte proporcional a la de cualquier hijo de las posesiones del marido.

Por otro lado, la viuda contaba con la posibilidad, tenía derecho a ello, de permanecer en el hogar familiar el resto de su vida.

Si una mujer decidía volver a casarse, perdía los regalos de boda, la herencia y debía abandonar el hogar. Si tenía hijos, necesitaba de un permiso judicial para volver a contraer matrimonio.

Adulterio. Para los babilonios, únicamente la mujer cometía adulterio. No se consideraba adulterio las relaciones que un hombre casado pudiese mantener con otras mujeres solteras.

Si una mujer era sorprendida cometiendo adulterio, el marido podía atarla junto a su amante, y arrojarlos al río. Si el marido tomaba la decisión de perdonar la vida a su mujer, tenía que obrar de igual manera con el amante.

Si un marido acusaba, sin pruebas a su mujer, ésta podía jurar su inocencia delante de un sacerdote. En este caso podía volver a casa con su marido. Si además del marido, otra persona la acusaba de adulterio, la mujer debía superar una durísima prueba conocida como “ordalía” o “Jucio de Dios”.

La mujer debía primeramente jurar su inocencia ante personal religioso y luego arrojarse al río. Algunos textos dicen que se maniataba a la mujer. Si se salvaba, significaba que los dioses, sabedores de su inocencia la había ayudado. Por el contrario, si se ahogaba, quedaba demostrada su culpabilidad. Si tenemos en cuenta que pocas personas sabía nadar en esta época, nos podemos hacer una idea de lo desmedido del juicio.

Sacerdotisas. La mujer tenía un oportunidad de escapar de un matrimonio no deseado, ingresar como sacerdotisa en el templo de algún dios (o diosa). Cuando una mujer entraba en un templo también tenía derecho a la dote, que en este caso sería administrada o bien por su padre o bien por su hermano (en ausencia de ambos podía hacerlo un tío paterno).

Prostitución sagrada. Según Heródoto, las mujeres de Babilonia debían una vez en la vida acudir al templo a ejercer la prostitución. Esta noticia, como no podía ser de otra forma, ha dado pie a hipótesis y debates a favor y en contra de otorgarle verosimilitud al relado del padre de la historia.

Enhuduanna. Hija del rey Sargón de Acad, primera poetisa conocida de la historia. Suma Sacerdotisa del Templo dedicado a la Luna hacia el 2.300 a.C. en la ciudad-estado de Ur. Sus poemas fueron muy populares en su época y estaban dedicados a dioses y diosas, se trataba de oraciones y peticiones. Tras las muerte de Sargón, su sucesor, la relegó de su cargo de Sumo Sacerdotisa.

Semíramis. Legendaria reina de Asiria, cuya figura aparece en la leyenda y parece querer esconderse de la historia. Se le atribuye el embellecimiento de la legendaria Babilonia con sus famosos y hermosos Jardines Colgantes.

Una leyenda cuenta que Semíramis era hija de la diosa Decreto, que la abandonó en un desierto. Alimentada por palomas y rescatada por un pastor, de nombre Simas, se convirtió en la fundadora del Reino de Babilonia. Algunos autores la han identificado con la reina asiria Sammuramat.


Sammuramat. Reina de Asiria, esposa de Shamshi Adad V y regente de su hijo Adad-Nirari III. Una inscripción en Calaj cuenta como a la muerte de su marido gobernó el país hasta que su hijo pudo subir al trono. 

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