miércoles, 9 de octubre de 2013

LA CONVERSIÓN DE RECAREDO Y LA FUSIÓN ENTRE HISPANORROMANOS Y VISIGODOS.



En el año 418 los visigodos se asentaron, mediante un pacto con Roma (foedus) en el sur de la Galia, pero en el 507 son expulsados por los francos, y se dirigen entonces a la Península Ibérica. 

Con el apoyo de los ostrogodos de Teodorico, cruzan los Pirineos y se internan en la Península Ibérica. Una vez en territorio peninsular se van a encontrar con diferentes realidades (sociales y) políticas; los suevos instalados en Galicia y Norte de Portugal, los bizantinos que dominaban una franja del litoral mediterráneo a la que llamaron Spania y con la población hispanorromana. 

La comunidad visigoda era reducida en número con respecto a los hispanorromanos y esto provoca que se agrupen en el centro de la península fijando su capital en Toledo. En ese sentido, los monarcas visigodos van a poner en marcha una política encaminada a conseguir la fusión con la población autóctona hispanorromana.

La población hispanorromana se extendía por toda la península, pero la zona más densamente poblada eran las meridionales y mediterráneas, por otro lado, los territorios donde la romanización fue más profunda. De todas formas, será el sur donde se localizan los sectores con mayor poder económico en la península. Y estas aristocracias terratenientes hispanorromanas eran cristianos católicos, mientras que los visigodos eran arrianos. Desde la perspectiva religiosa romana estos visigodos arrianos eran unos herejes. 

Hubo dos intentos para tratar de unir ambas comunidades, uno lo puso en marcha Leovigildo y el otro su hijo Recaredo. Se trata de dos intentos que siguen caminos completamente distintos. 


Leovigildo intentará realizar la fusión desde parámetros arrianos. Proyectará unificar las dos comunidades imponiendo el arrianismo. Va a conseguir el efecto contrario. Ciertos sectores poderosos, en los planos sociales, económicos y políticos, especialmente de la Bética, se oponen con firmeza al rey visigodo. 

El pensamiento dominante en la Bética era el cristianismo católico y la oposición de los grandes magnates del sur va a ser encauzada por el propio hijo de Leovigildo, Hermenegildo. Hermenegildo se dirige a la Bética y se pone al frente de esta protesta, lo que termina provocando una guerra civil. En definitiva, lo que pone en claro este conflicto, es la imposibilidad de fusionar a visigodos e hispanorromanos desde el punto de vista arriano. 


El siguiente intento de unificación si que va a cuajar y lo va realizar Recaredo, hijo y sucesor de Leovigildo. Lo que va a hacer es convertirse a la religión católica en el III Concilio de Toledo del año 589. 

La misma reflexión que hicimos para los francos sirve para el caso de los visigodos; se trataba de una cuestión más política que religiosa. Se buscaba una fórmula que le permitiese contar con el apoyo de esos grandes magnates y propietarios de tierras de la Bética. Este apoyo, resultó fundamental para oponerse a los bizantinos que estaban en la fachada mediterránea. Por cierto, los bizantinos también eran católicos (en ese momento). 


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