Estela, o placa votiva, del rey de Lagash Ur-Nanshe tallada en piedra caliza, procedente de Girsu, (actual Tello), con una cronología c. 2500 - 2450 a.C. y expuesta en el Louvre parisino. El agujero central servía para fijar la estela a la pared del templo, al que protegían de las fuerzas del mal.
Entre las diferentes funciones que desempeñaba la realeza sumeria, una de ellas era la edificación, de ahí que la tradición arqueohistoriográfica recoja la figura del rey-constructor. Uno de esos reyes constructores es Ur Nanshe de la ciudad de Lagash. El rey sumerio es el inventor y diseñador de nuevos proyectos constructivos, a partir de los designios divinos. En ese sentido, en la actividad edificadora del monarca sumerio, subyacen cuestiones ideológicas y teológicas, cuyo fin último es legitimar la propia monarquía, a través del reconocimiento divino.
El rey Ur Nanshe aparece representado dos veces en la placa, una en el nivel superior y otra en el inferior. Ur Nanshe lleva un gran cesto en la cabeza, simbolizando la función constructiva del rey, y enfrente aparece la figura de su hijo y heredero, con un tamaño mayor que el resto de funcionarios reales. En el registro inferior, el rey sentado, degusta un vino que le acaba de servir el copero real y celebra la consecución de la obra constructiva.
Todos los personajes, Ur Nanshe, su hijo Akurgal, el copero y los funcionarios, presentan los rasgos físicos típicos sumerios, autodenominados "cabezas negras". Se trata de hombres bajos, musculosos, completamente calvos y ataviados con una especie de faldín.
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