domingo, 26 de mayo de 2013

CASTILLO DE LA MOTA




Una de las más señera fortificaciones de la Península Ibérica, y de las mejor conservadas. El mejor lugar para imaginar como era una castillo medieval.


Puerta del Castillo, a la que se accede a través de un puente. 


En la imagen podemos observar la pasarela y el puente de acceso, salvando el foso. 


Altivo sobre la mota, se yergue su castillo, de redondeados torreones levantados con ladrillo rojo, la Torre del Homenaje, intimida, advierte de su tronío y poder, a sus pies el populacho débil suplica clemencia, a lo lejos, el enemigo, huye acobardado.

Un foso, almenas y merlones, numerosas saeteas y aspilleras, tres líneas de defensa - las dos murallas y la Torre del Homenaje  - varios metros de altura, barbacanas, torreones circulares menos vulnerables, una fortaleza inexpugnable . . . a no ser que una mano traidora abra la puerta a los asediadores . . . 


Patio de armas, la guarnición está presta para entrar en acción.



El foso se cavó para proteger la base de la muralla del fuego de artillería. 


Tronera o aspillera adaptada para poder disparar cañones. 


Arañando el cielo, la Torre del Homenaje te vence por estatura, te acongoja por fortaleza y te desmoraliza por inaccesible.



Torreones circulares, al carecer de arista, son mucho más resistentes ante la artillería y los trabajos de zapa.


Defensa compartimentada con dos líneas de murallas. En primer término la primera muralla y el foso.

Desde el exterior, empequeñecido por su magnitud, con los medios con que contaba la poliorcética medieval ¿qué posibilidades reales había de tomar un castillo así?.



La Torre del Homenaje organiza la segunda línea de fortificación. Fue mandada construir por Enrique IV Trastámara.


                   
Sus muros no pudieron detener a César Borgia, su más famoso inquilino, el Duque Valentino, burló a los guardianes, huyó de su prisión, sumando un avatar más a su azarosa vida.




El Castillo de la Mota fue una pieza más de la intrincada partida de ajedrez en la que se convirtió la sucesión de Enrique IV Trastámara, entre su hermana Isabel y su ¿hija? Juana la Beltraneja.


Sumergidos en la historia castellana, una época efervescente, en la que Castilla y Aragón unieron, mediante un matrimonio sus destinos ¿para siempre?. . . el tiempo lo dirá. . .

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