Los espacios sagrados siempre se han reutilizado, robado y transformado, como si poderosas fuerzas sobrenaturales impidiesen construir allí algo que no tenga que ver con la religiosidad. Un ejemplo de ello es el Templo de Santa María sopra Minerva, una iglesia cristiana construida sobre un templo de Minerva en Asis la ciudad de la Umbría italiana.
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