REYES DE ETIOPÍA.
Centralizado en África
Nororiental, actuales territorios de Etiopía y Eritrea, el Reino de
Aksum fue una de las principales entidades políticas del África
Subsahariana durante los últimos siglos de la Antigüedad y primeros
del Medievo.
La capital, Aksum se
encontraba en la meseta de Tigray, a unos 2000 metros sobre el nivel
del mar. La facilidad para conseguir piedra apta para la
construcción, abundancia de agua, y especialmente de madera,
contribuyó a elegir esta ubicación. Aksum era una encrucijada de
caminos, que ponía en contacto el interior del continente africano y
el mar Rojo.
Las referencias más
antiguas sobre Aksum, datan del siglo I d.C. y desde este momento, la
ciudad se convierte en la gran metrópoli de un reino cuyas fronteras
eran, hacia Oriente, el Mar Rojo, hacia Occidente, el río Takazze,
en el sur, las estribaciones de Alaghi, y en el Norte, Barka;
cubriendo la mayor parte de Eritrea y Tigré.
Los tres primeros siglos
de la Era Cristiana, fueron de gran desarrollo, prosperidad y
extensión del reino aksumita, que consiguió imponer su autoridad a
los pueblos vecinos y desempeñar un papel protagonista en el
comercio del mar Rojo.
En toda esta actividad
comercial, jugó un papel de importancia capital el puerto de Adulis,
un emporio donde se producía el intercambio de productos; materias
primas del interior de África y bienes de lujo procedentes del
Mediterráneo: siendo el marfil el producto estrella del comercio de
Aksum.
El reformador religioso
persa Mani, escribió hacia el 240 d.C.: “Hay cuatro grandes reinos
en el mundo; el primero es el reino de Babilonia y Persia; el segundo
es el Imperio romano; el tercero es el reino de los aksumitas; y el
cuarto, el reino de Silis [¿China?]”.
Durante esta época se
acuñan las primeras monedas del reino, en oro, plata y bronce. En
estas monedas aparecen las efigies de los soberanos, como Endybis,
Aphilas, Usanas o Wazeba y sus títulos en griego. Se adornaban con
antiguos símbolos religiosos, el disco y la media luna, al parecer
vinculados con el culto a Astarté.
En el siglo IV d.C.,
encontramos al rey Ezana, uno de los gobernantes más trascendentales
de la historia de Abisinia. Ezana pretendió ser un rey guerrero y
para justificarlo existen numerosas inscripciones, que relatan sus
campañas bélicas contra pueblos vecinos, como los nuba o los
nómadas beja. Una de esas inscripciones reza así:
“Por el poder que el
Señor de los Cielos que, en la Tierra como en el Cielo, es
victorioso por mí, yo, Ezana, hijo de Ella-Amida, hombre de Halén,
el rey de Aksum, Himyar, Raydan, Saba, Seyamo, Sasu y de los beja,
rey de reyes, hijo de Ella-Amida, a quién ningún enemigo ha
derrotado...”
Rey Ezana |
No obstante, el
acontecimiento más destacado del reinado de Ezana, y el motivo de su
trascendencia, fue su conversión al Cristianismo. Hacia el siglo IV
, Frumencio de Tiro, ordenado obispo, por el Patriarca Atanasio de
Alejandría, predicó en Aksum el cristianismo de Nicea. El propio
soberano Ezanas abrazó la nueva religión y utilizó la cruz, como
uno de sus símbolos reales.
Además de Aksum, “donde
se encuentra la corte real” según Ptolomeo, destacaban la
mencionada Adulis, Koloe, Maste, y Matara, situada en las tierras
altas de Eritrea. En un origen, estas ciudades hacían las veces de
mercados locales, por eso no es arriesgado afirmar, que el comercio
internacional fue el principal motor del desarrollo urbano en Etiopía
y Eritrea. En estas ciudades destaca la presencia de monolitos y
obeliscos de clara influencia egipcia.
En cuanto a la religión
precristiana de la zona, conocemos muy poco. Ashtar, fue la única
deidad preaksumita que mantuvo su posición en el panteón de Aksum,
junto a Mahren, el invencible, y Beher y Meder, protectores de la
tierra.
Durante el siglo IV,
Aksum continuó su gran expansión, esta vez hacia la península de
Arabia. El rey Kaleb, organizó una expedición de castigo contra el
rey himyarí, Dhu Nuwas, que organizaba persecuciones contra los
cristianos. Kaleb derrotó a Dhu Nuwas y afianzó el control de Aksum
sobre el sur de Arabia.
Soldado aksumita. |
En relación a este
suceso, Cosmas Indicopleustes , en su Topografía Cristiana, recoge
la siguiente noticia:
“En la época (517) en
que yo estaba en esa zona (Adulis), al principio del reino de
Justiniano, emperador de los romanos, Ellatzabaas (Kaleb), por aquel
entonces rey de los aksumitas, estaba a punto de entrar en guerra
contra los himyaríes”.
Hacia finales del siglo
VII el reino de Aksum comenzó su declive, agravado por la
competencia Sasánida y el posterior avance del Islam.
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