viernes, 1 de junio de 2012

ESCORDISCOS



Una parte de esta región (el autor está describiendo la provincia de Tracia), era habitada por los escordiscos, que ahora viven en tierras muy alejadas. Eran entonces pueblos crueles y sanguinarios que, según se narraba en la Antigüedad, sacrificaban a los cautivos y se los ofrecían a Belona y Marte, después de lo cual bebían ansiosamente sangre en sus cráneos.
Además sabemos que con frecuencia los romanos, tras soportar numerosas penalidades en la lucha, sucumbieron finalmente ante su dureza y llegaron a perder algún ejército completo incluyendo a su general
Amiano Marcelino 27, 4,4. 

Montes Sar.
 En época de Amiano los encontramos en Tracia, pero Apiano y Estrabón los situaban en los Balcanes, aproximadamente en territorios de los actuales países de Croacia, Hungría, Serbia, Eslovenia, Austria y Bosnia - Herzegovina. 
      El nombre de esta tribu parece que está ligado a la montaña Escordo, actualmente Montes Sar, situada en Iliria. Más complicado es asignarles un origen concreto, pues diversos autores los consideran ilirios, celtas o tracios, y otros más bien un grupo mixto. Nosotros nos inclinamos por esta última hipótesis. 
       En la confluencia de los ríos Sava y Danubio, erigieron las fortalezas de Singidunum y Taurunum, y es muy probable que fueran el origen de la ciudad de Belgrado.

BREVE BOSQUEJO HISTÓRICO.


En 279 a.C. tras enfrentarse  los griegos, avanzaron hacia Panonia, asentandose entre Moesia y los Balcanes.

En 175 a.C. ayudaron a Perseo de Macedonia, colisionando en este momento con Roma, con quienes estuvieron muchos años luchando.

En 135 a.C., en Tracia, fueron derrotados por Casconio (o tal vez Ascanio)

En 118 a.C., según nos informa una lápida de piedra, descubierta cerca de Tesalónica, Sexto Pompeyo, fue muerto luchando con ellos.

En 114 a.C. éstos escordiscos derrotaron a Porcio Catón en la zona montañosa de la actual Serbia. Pero en 107 a.C. fueron derrotados por Minucio Rufo. 

De todas formas siguieron ocasionando problemas a los romanos, llegando a invadir Macedonia, junto a Medos y Dardanios. Posteriormente fueron capaces de atacar Delfos y saquear el templo de Apolo.

En 88 a.C. Lucio Cornelio Escipión "Aisático" Asiageno los venció y los hizo cruzar el Danubio.

Finalmente, en época de Estrabón, son expulsados por los Dacios del valle del Danubios, dejando de esta manera de figurar en la historia, posiblemente sometidos y/o asimilados por los Dacios. 

Como la mayoría de estas poblaciones, su organización social se basaba en la tribu. En estos momentos no disponemos de información sobre sus instituciones políticas, pero seguiremos investigando.

ACTIVIDAD MILITAR.

En la meseta interior habitaban los escordiscos, también celtas, que habían exterminado al pueblo de los tribalos.
Apiano. Sobre Iliria. 

Entre este fragmento de Apiano, el de Amiano y todo el acontecer histórico que hemos visto, podemos hacernos una idea de lo belicoso que resultaba, al menos para sus enemigos, este indómito pueblo. Bien es cierto, que para los autores clásicos grecolatinos, la belicosidad de estos pueblos fronterizos era un tópico literario, bastante extendido en toda la historiografía.

RELIGIOSIDAD

A partir del texto de Amiano Marcelino, podemos hacernos una ligera idea de las creencias de este pueblo.

Como observamos en otros pueblos de la Antigüedad, como los lusitanos, los escordiscos también sacrificaban a sus enemigos. Además "bebían ansiosamente su sangre" con la intención de apoderarse de su fuerza, energía y vitalidad. Noticia similar para los escordiscos la recogen entre otros Floro 1, 39 ,2, Eutropio $, 24, Rufo Festio 9 y Orosio 5, 23, 18. Podemos comparar estas costumbres con las descritas por Heródoto para los escitas y relacionarla con la "afición" celta de "coleccionar" las cabezas de los enemigos vencidos, como nos cuenta Tito Livio sobre los boios.       
Belona por Edgar Bertram Mackennal.

Al tratarse de un pueblo guerrero, es normal que venerasen a dioses de la guerra, como Belona o Marte, a los que ofrecían sus sacrificios humanos.



. . . . entre otras acciones horribles de decir y escuchar, que cometían en las personas de los prisioneros, usaban, cuando tenían que beber, con avidez y sin asco, como si fuesen auténticos recipientes, los huesos arrancados de las cabezas humanas, todavía con sangre y con pelos y sin haber limpiado totalmente de sus cavernas interiores los sesos que no habían sido sacados; de estos pueblos, los más crueles e inhumanos son los escordiscos . . . "
Orosio 5, 23. 1




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