En el origen, el Universo era un huevo, en cuyo interior vivía P'an-Ku, un día, al despertar, se sintió agobiado del reducido espacio y rompió el cascarón del huevo, la clara formó los cielos y la yema la tierra; quedando el dios en el medio e impidiendo que se volvieran a unir. Cuando le llegó la muerte a P'an-Ku, de las partes de su cuerpo, fueron paulatinamente surgiendo todos los elementos que dieron forma al mundo. De su aliento nacieron el viento y las nubes, y su profunda y áspera voz se convirtió en trueno. Uno de sus ojos se transformó en el Sol, el más brillante, y el otro, el más hermoso, en la Luna, surgiendo el relámpago de su mirada. Las montañas crecieron de su cuerpo, los caminos de sus venas y los fértiles campos, de sus poderosos músculos. Las estrellas nacieron de su cabello y la vegetación se fue formando a partir de su piel. Su médula se tornó en verde jade y preciosas perlas. Con las gotas de su sudor cayeron a la Tierra fueron alimentándose todos los seres vivos, y los ríos habían nacido de las lágrimas que habían derramado. Finalmente, el ser humano nació de las pulgas y los piojos que P'an-Ku tenía alojados en su cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario