martes, 20 de junio de 2023

YURI ZHIVAGO Y LARA ANTÍPOVA


David Lean y Maurice Jarre eran capaces de hacer magia juntos. Omar Sharif y Julie Christie protagonizaron una historia de amor con más melancolía y nostalgia que momentos felices. El conjunto es una de las obras maestras de la historia del cine. Siempre es un buen momento para sentarse en el sofá y realizar un grandioso viaje a la Revolución Rusa y a la interminable estepa rusa. El siglo XX será recordado como el siglo del cine. 

jueves, 8 de junio de 2023

CASIMIRO IV REY DE POLONIA Y GRAN DUQUE DE LITUANIA.





Hubo un tiempo en que la historia de los territorios estaba indisolublemente unida a la vida de sus gobernantes y sus familias. Los matrimonios unían estados y coronas, los fallecimientos y las consecuentes herencias, los fragmentaban. Durante siglos esta fue la historia de Europa. Al hilo de todo esto, los Jagellón consiguieron unir en un poderoso estado al Reino de Polonia y al Gran Ducado de Lituania. Uno de los soberanos que reinó sobre ambos fue Casimiro IV. Kazimierz IV Jagielloncz para los polacos y Kazimieras I Jogailaitis para los lituanos.



El padre de Casimiro, Vladislao II de Polonia (de origen lituano y llamado Jogalla) hizo posible la unión de Lituania y Polonia a través de su matrimonio con la reina Eduviges, pero su muerte en 1434 dejó en el aire el futuro de dicha unión. Casimiro, hijo de Sophia de Halshany, cuarta (y última) esposa de Vladislao II, fue el encargado de consolidar lo que había empezado su padre.



En el año 1440 Casimiro fue proclamado Gran Duque de Lituania, apoyado por los magnates lituanos, y en 1444 sucedió a su hermano Vladislao III (muerto en la desastrosa cruzada de Varna contra los turcos) en el trono de Polonia. Casimiro empleo sus cincuenta años de reinado en fortalecer la monarquía polaca, acercándola a las monarquías autoritarias que poco a poco se iban imponiendo en Occidente, convirtiendo de paso, al Reino de Polonia, en un estado con peso específico en el concierto europeo.



Una estructura política moderna.
Casimiro IV organizó una estructura política (a imitación de lo que estaban haciendo Luis XI en Francia, Enrique VIII en Inglaterra, o los Reyes Católicos en Castilla y Aragón) con el establecimiento de una especie de Congreso integrado por los oficiales de la administración (el canciller, el tesorero y el mariscal), permitiendo a los eclesiásticos formar parte de él (no se podía desdeñar el poder de la iglesia en Polonia). Con el tiempo este órgano se transformó en el Senado. A pesar de los intentos los Jagellón nunca consiguieron consolidar la Monarquía Autoritaria en sus territorios. El monarca también consiguió hacer partícipe a la nobleza de los asuntos de gobierno a través del establecimiento de dietas provinciales con representantes en una dieta central. De esta manera durante la Baja Edad Media la nobleza polaca fue ganando preeminencia sobre la antaño fue una potente burguesía.


Anexión de Prusia.
Otro de los éxitos políticos de Casimiro IV fue poner a Prusia bajo dominio polaco y de paso derrotar a la Orden Teutónica en la Guerra de los Trece Años (1454 – 1466). La Confederación de Prusia, formada por ciudades como Danzing (Gdansk), Thorn (Torun) o Königsberg (Kaliningrado), en su estrategia de resistencia frente a los caballeros teutónicos, pidió protección al rey Casimiro, que la incorporó a sus dominios bajo el nombre de Prusia Real (Prusy Krölewskie). Este hecho desencadenó la guerra de los Treces Años que se saldó con la victoria sobre la Orden Teutónica, que comenzó en este momento su decadencia.


Sucesores, herederos y una maldición.
Casimiro IV se casó con Isabel de Hungría, la hija de Alberto II de Habsburgo y la nieta del emperador Segismundo de Luxemburgo. Uno de sus hijos, Vladislao II, fue rey de Bohemia y de Hungría. Tres de sus otros hijos llegaron a ser reyes de Polonia. Cuando murió Casimiro en 1492, su hijo Juan Alberto I se convirtió en rey de Polonia, y otro hijo, Alejandro I , en Gran Duque de Lituania. Posteriormente Alejandro sucedió a su hermano como rey de Polonia. Alejandro murió en 1506 y fue sucedido, en Polonia y en Lituania, por su hermano Segismundo el Viejo.


En relación con la muerte y sepultura de Casimiro IV existe una jugosa anécdota de esas que hacen las delicias de los cazadores de misterios. Casimiro murió en 1492 y como muchos monarcas polacos fue sepultado en la Catedral de Cracovia. Cinco siglos después, en 1973 un equipo de arqueólogos obtuvo el permiso de la autoridad eclesiástica para abrir el féretro. Y entonces se desató una maldición como la del faraón Tutankhamón. Diez de las doce personas que asistieron a la apertura de la tumba real, murieron a los pocos días. El hongo Aspergillus flavus fue el asesino silencioso que acabó con la vida de los arqueólogos, y de paso dio inicio una nueva maldición.

MICHAEL EN SICILIA.



La vuelta al origen, el viaje hacia el conocimiento de las raíces, necesario para situarnos en nuestro propio contexto vital. Me siguen emocionando las secuencias de Michael en Sicilia.

AGUAS PELIGROSAS.


Se retiró a las selvas de Camboya para grabar Honestidad Brutal. El capitán Willard navegó por aguas infestadas de enemigos, atravesó profundos y oscuros bosques, lo encontró y ayudó al coronel Kurt a grabar El Salmón, el disco más memorable de la historia de la música en español.


miércoles, 7 de junio de 2023

DESPIDIENDO LA PRIMAVERA EN EL SALAR DE LOS CANO.

 


Cae la tarde. La primavera está empezando a despedirse. En unas pocas semanas habrá llegado el verano, el largo, árido y tórrido verano mediterráneo. Pero aún queda tiempo para disfrutar de maravillosas tardes paseando por el Salar de los Cano, y escuchar atentamente lo que sus criaturas quieren contarnos. 



La garceta común (Egretta garzetta) nunca deja que te acerques demasiado, es tan celosa de su intimidad, que en cuanto intuye tu presencia, levanta el vuelo rápidamente. 




El abejaruco (Merops apiaster) luce y presume de los colores de la vida. Su presencia es como la paleta del pintor, todo lo llena de alegría, viveza y gran belleza. 



No entiendo mucho (ni poco) de reptiles, pero diría que se trata de un galápago leproso. Nadaba tranquilamente en una balsa. 




Los gorriones (Passer domésticus) nunca faltan a una cita. Su presencia siempre es motivo de alegría. 



He recorrido Europa desde Lisboa a Moscú y desde Cádiz a Noruega, y el Salar de los Cano, en el levante almeriense, es uno de los mejores espacios naturales para la observación de aves. Nunca decepciona. 


El Ciclo de la Vida, que cantaban en el Rey León. Las Danzas de la Muerte de la Edad Media. El eterno retorno de Heráclito y de Nietsche. 



El pico azul de la malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala) es una de las cosas más flipantes del mundo animal. 




La focha (Fulica atra) es otra de esas aves que podemos ver prácticamente en cualquier lugar donde se acumule un poco de agua, desde una lago de enormes dimensiones hasta un charco eventual en época de lluvias. 





El elegante vuelo de la siempre ruidosa cigüeñuela (Himantopus himantopus)



No se cuanto tiempo puede vivir un alcaudón real, pero llevo cuatro años viendo a un individuo en un espino concreto. Evidentemente no tengo pruebas que siempre sea el mismo alcaudón, pero en el mundo natural todo es posible. 




Un chorlitejo, posiblemente patinegro (Charadrius alexandrinus) una de las limícolas más diminutas de las que corretean por estos limos. 









La grácil avoceta (Recurvirostra avosetta) y su peculiar pico curvo. La vida es más fácil en familia. 





Cuando observo a las gallinetas (Gallinula chloropus) siempre tengo la sensación de que están pastando. 




No hay que dejar la oportunidad de fotografiar a una curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) que suele delatar su presencia con su inconfundible canto. 






La gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus) encuentra en el Salar de los Cano un lugar ideal para nidificar. Una de las claves de su éxito es la capacidad de alimentarse casi de cualquier resto orgánico. 



Unos jóvenes verderones (Chloris chloris) tratan de mimetizarse con el entorno. 












Todos los visitantes acaban fascinados con los flamencos (Phoenicopterus roseus), aves que los pueblos antiguos que vivían a orillas del Mediterráneo asimilaron con el Ave Fénix.