jueves, 28 de mayo de 2020

INTRODUCCIÓN AL IMPERIO ANTIGUO (2700 – 2260 a.C.)




El advenimiento del Imperio Antiguo supuso la consolidación del primer Estado territorial y centralizado de la Historia, al mismo tiempo, que la eclosión de la civilización egipcia. A lo largo de esta etapa se establecieron las bases del Estado y de la sociedad, unos modelos que sufrieron pocos cambios en aproximadamente 3000 años.

La unificación y centralización política, obra del último rey tinita Jasejemuy, sentaron las bases del Imperio Antiguo. Sus hijos Sanajt-Nebka y Dyoser inauguran la dinastía III, y con ella el Imperio Antiguo.

Dinastía III. De esta dinastía destaca el faraón Zoser, que mandó construir la famosa pirámide escalonada de Saqqara, para que fuese su tumba, precedente inmediato de las grandes pirámides. El verdadero artífice fue el sabio Imhotep, visir, médico, arquitecto y sacerdote, uno de los primeros grandes sabios de la humanidad. La construcción de la primera pirámide significa por un lado, un salto cualitativo en la arquitectura, y por otro un cambio sustancial en el ritual funerario real, con la adhesión por parte de la monarquía, de los postulados teológicos del clero de Heliópolis. Desde estos momentos, las relaciones entre la monarquía y el clero heliopolitano definen (de alguna manera) el devenir histórico del Imperio Antiguo.

Las dinastías IV, V, y VI suponen el primer periodo de esplendor de la civilización egipcia, considerada paradigmática en tiempos posteriores. No obstante, hay quien piensa que durante el Imperio Antiguo Egipto alcanzó su punto máximo, nunca después igualado.

Durante el Reino Antiguo, Egipto experimentó un largo e ininterrumpido período de prosperidad económica y estabilidad política, como continuación del Dinástico Temprano. Rápidamente se convirtió en un Estado organizado de forma centralizada, gobernado por un rey que se creía dotado de poderes sobrenaturales cualificados. Estaba administrado por una élite alfabetizada seleccionada, al menos en parte, por sus méritos. Egipto gozaba de una casi completa autosuficiencia y seguridad dentro de sus fronteras naturales; no tenía rivales externos que amenazaran su dominio sobre la zona noreste de África y las regiones inmediatamente adyacentes de Asia occidental. Los avances en las ideas religiosas quedaron reflejados en los impresionantes logros de su arte y arquitectura.
Jaromik Malek.
Historia del Antiguo Egipto. Oxford. Edición de Ian Shaw.

Egipto se expande hacia otros lugares por fines económicos, la carencia de materias primas, como la madera. La capitalidad se traslada a Menfis y se consolida el sistema sociopolítico basado en un Rey-Dios.

Dinastía IV. Snefru que reinó más de veinte años fundó esta dinastía, realizó importantes expediciones militares y completó de diseñar el complejo funerario clásico: templo del valle, calzada, templo adosado y pirámide.

Keops, Kefren y MiKerinos son los artífices de las grandes pirámides de la llanura de Gizeh. La pirámide ha sido interpretada como tumba real, o más bien como símbolo indicador de una determinada forma de gobierno. Para acometer esta magna empresa fue necesario un estado fuerte, centralizado y provisto de recursos inagotables. El estado alcanzó el poder absoluto y se impuso al clero. La magnitud de las construcciones es un fiel reflejo del poder del estado y de los soberanos que las mandaron erigir. Estos reyes se identificaron con el dios Ra.

El Estado del Imperio Antiguo no solo era el principal propietario de Egipto, sino tambien el principal empresario. Muchas veces se ha dicho que el indice de prosperidad de las diferentes etapas de la historia de Egipto puede medirse por los monumentos que cada una de estas etapas nos ha dejado. Durante el Imperio Antiguo los principales monumentos no son otros que los que se encuentran en las necropolis reales menfitas. Como ha argumentado Kemp, la construccion y equipamiento de estas necropolis y de sus monumentos mas conspicuos, las piramides, fue la principal actividad economica del Estado. A nosotros toda esta actividad puede parecernos improductiva, pero hay que reconocer que en su momento promovio la actividad de una importante mano de obra altamente especializada de artesanos, artistas, arquitectos e incluso de mandos encargados de organizar todas estas tareas.
Josep Padró
Historia del Egipto Faraónico.

Dinastías V y VI. Durante este tiempo el poder que fueron alcanzando los nomarcas provinciales empezó a debilitar a la monarquía. El cargo de nomarca, hasta ahora nombrados por la corona, consigue hacerse hereditario.

Sacerdotes y templos. Los templos comienzan a enriquecerse gracias a las donaciones de tierras, las ofrendas y los privilegios fiscales. El clero heliopolitano comienza a influir en la política estatal, socavando la autoridad del faraón. Con la dinastía V el clero controló a la monarquía y las pirámides reales redujeron su tamaño.

Vida de ultratumba. El rasgo más característico de la religión egipcia es la creencia en un más allá, la posibilidad de vivir después de la muerte en el reino de Osiris. Para ello era preciso conservar el cuerpo del muerto, de ahí la imperiosa necesidad de momificar a los cadáveres, tarea que corresponde al dios chacal Anubis. El objetivo era que el difunto pudiese llegar en buenas condiciones al tribunal de Osiris. Durante el Imperio Antiguo la idea de la supervivencia tras la muerte incluyó, por primera vez en la historia, a otras personas además de la casa real (debido al creciente poder de algunos elementos sociales).

Arte. La principal innovación arquitectónica fue la construcción de la pirámide escalonada a partir de la superposición de diferentes mastabas, germen de las grandes pirámides de la Dinastía IV.

Las pirámides de Giza representan el símbolo definitorio del antiguo Egipto. En términos históricos, señalan el primer gran florecimiento de la civilización faraónica, el Imperio Antiguo. Pero las pirámides y la sofisticada cultura que representan no surgieron de repente, plenamente formadas, sin un largo período de gestación. Los orígenes y el desarrollo inicial de la civilización de Egipto se remontan al menos a dos mil años antes de las pirámides, al remoto pasado prehistórico del país.
Durante un período de muchos siglos, las comunidades que vivían en el fértil valle del Nilo y en las secas praderas que se extendían al este y al oeste desarrollaron las principales piedras angulares de la cultura egipcia, su cosmovisión característica, configurada por su peculiar entorno natural. Cuando los diversos territorios rivales pasaron, mediante el comercio y la conquista, a forjar el primer Estado-nación del mundo, el ritmo del desarrollo social se aceleró, y con el advenimiento de la primera dinastía de reyes egipcios se completó la lista de los principales elementos del cuadro. Los ochos siglos siguientes presenciaron el surgimiento de una gran civilización y de su más plena expresión en los monumentos más representativos de la meseta de Giza. Sin embargo, y como los propios egipcios sabían muy bien, el orden y el caos van constantemente de la mano. Tan rápidamente como había florecido, aquel Estado, sometido a una tensión excesiva, se marchitó bajo las presiones internas y externas, llevando el Imperio Antiguo a un final ignominioso.
Toby Wilkinson.
Auge y caída del Antiguo Egipto.


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