sábado, 9 de noviembre de 2019

LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN.




. . . 9 de Noviembre de 1989, acababa de cumplir doce años, y estaba a punto de presenciar uno de esos acontecimientos que marcaron el final de mi infancia y la adolescencia, la Caída del Muro de Berlín . . . crecí escuchando expresiones como Telón de Acero, Perestroika o Pacto de Varsovia, leyendo noticias o viendo reportajes de la otra Europa, un mundo cercano y lejano a la vez, hermético y peligroso, estudiando las capitales de Yugoslavia, Unión Soviética, República Democrática Alemana, Checoslovaquia o la enigmática Albania, siguiendo la carrera de deportiva de hombres como Robert Prosinecki, Gica Hagi, Drazen Petrovic, Vladimir Tkachenko o Igor Belanov, y de clubes como la Cibona de Zagreb, la Jugoplástika de Split, el Estrella Roja de Belgrado, el Dinamo Dresden o Steaua de Bucarest . . . mi mente fue creando una Europa exótica, con cierto halo de romanticismo, una tierra para vivir aventuras, convertirme en espía, explorar Siberia o perderme en los Montes Cárpatos . . . pero era un mundo inaccesible y peligroso . . .



. . . .aquella mañana de Noviembre todo empezó a cambiar, cayó el Muro de Berlín, y como un castillo de naipes comenzaron a desplomarse uno a uno todos los pilares de aquel sistema comunista . . . la palabra Perestroika despareció de los informativos, el Pacto de Varsovia dejaba de existir y la todopoderosa Unión Soviética quedaba fragmentada en multitud de nuevos estados . . . sin saberlo estaba asistiendo al nacimiento de una Nueva Europa . . . una Nueva Europa que con sus luces y sus sombras, nos permite trabajar, viajar y estudiar en cualquiera de sus ciudades y países, relacionarnos con franceses, italianos y belgas, pero también con húngaros, albaneses o polacos, degustar sus cervezas y platos tradicionales, movernos libremente por todo su territorio, incorporar pueblos y ciudades, rincones pintorescos y monumentos a nuestro propio mundo personal, enriquecernos con todo el acervo cultural que este continente ha ido acumulando a lo largo de siglos . . . me gusta pensar que vivimos en el mejor de los mundos posibles . .

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