martes, 2 de abril de 2019

PERÍODO DE LAS GRANDES REVOLUCIONES.




Los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX señalan la transición de la Edad Moderna a la Contemporánea. Caracterizará este nuevo período el extraordinario progreso alcanzado por el desarrollo científico y técnico, cuyos fundamentos son: el racionalismo (toda realidad puede ser científicamente analizada según principios racionales); el empirismo (la experiencia de los hechos produce su conocimiento); el pragmatismo (el grado de verdad de una teoría reside en su valor práctico). Se generalizan la fe en el progreso y el utilitarismo y surgen nuevas condiciones económico-políticas que harán posible la formación de los grandes imperios capitalistas y la europeizacion del mundo (imperialismo). Valores y formas de vida burguesa se consolidan, al tiempo que se acentúa el moderno centralismo administrativo (burocratismo). Al mundo anunciado en el plano teórico por la Ilustración, se llegará gracias a un doble proceso revolucionario:

Las revoluciones políticas, que derribarán el absolutismo y darán lugar a nuevas formas de gobierno basadas en la voluntad de la mayoría, la igualdad ante la ley, la libertad individual y un derecho natural racionalista. A consecuencia de ellas, la sociedad estamental (feudalismo) se transforma en una sociedad de clases burguesa (capitalismo).

Elaborada en Inglaterra (Locke), la la nueva teoría política se realiza parcialmente en Norteamérica y se afirma en Europa con la Revolución Francesa. Frente a la supervivencia de ciertas formas feudales y al imperialismo napoleónico se desarrollará, posteriormente una conciencia nacional.

La revolución industrial que, partiendo de Inglaterra, transformará, gracias al maquinismo, los métodos tradicionales de producción (artesanía, manufacturas, trabajo a domicilio) en formas de producción industrial masiva. En el mercado mundial, la supremacía comercial dará paso progresivamente a la supremacía industrial. En Inglaterra, el capital invertido en la industria procede de las colonias, la deuda pública, el sistema tributario y el proteccionismo. La oposición entre las clases configuradas por la nueva sociedad industrial – empresarios privados (capitalistas) y obreros asalariados (proletarios) -, así como sus contradicciones, serán posteriormente denunciadas por el socialismo.
Atlas Histórico Mundial.
 Herman Kinder/Werener Hilgemann/Manfred Hergt.


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