sábado, 19 de marzo de 2016

LOS VERRACOS DEL MAN.



Un toro (procedente de Segovia) y un cerdo (originario de Avila) son los dos representantes de la llamada “Cultura de los Verracos” en el Museo Arqueológico Nacional.


La posición de los verracos en el museo dan la sensación de rebaño, de caminar en busca de pastos y abrevaderos. Apasionante misterio de las piedras.


El cerdo fechado entre los siglos III y I a.C.


El toro datado entre los siglos II y I a.C.


En la Iberia prerromana (y aún en la romana) se tallaron reses con profusión de detalles y esmero. Pero las que han trascendido son las toscas esculturas de la Meseta: verracos, cerdos y toros de granito. Estos verracons pacían en solitario en medio del bosque o en las orillas de los prados.


¿Pudieron estas figuras de piedra ser la representación de un dios? Puestos a lanzar hipótesis difíciles de demostrar, puede ser tan válida como cualquier otra. Es cierto que ahora mismo no recuerdo haber leído nada a este respecto, pero podría servir como punto de partida para una investigación. También podría ser explicada desde una supuesta multifuncionalidad de estas esculturas.


Seguimos elucubrando, e imaginamos una especie de reino o entidad estatal completamente ágrafa. Y los verracos serían el blasón de la estirpe dominante. Una aristocracia guerrera, señores del ganado, se sitúan en la cúspide de una pirámide correspondiente a una sociedad vetona en proceso de compejización, gracias a la propiedad de los rebaños y al control de caminos, pastos y ganados.


Al cabo poco o nada sabemos de la religiosidad, creencia y dioses de estas gentes que habitaban vetonia.




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