Erasmo de Narni, más
como Gattamelata, condotiero bravo y decidido en el campo de batalla,
alcanzó la inmortalidad no gracias a las armas, sino a Donatello,
que lo convirtió en el primer retrato ecuestre de la Edad Moderna.
Colocado frente a la
basílica de San Antonio en Padua, la estatua del condotiero parece
querer vigilar el sueño eterno del santo.
Gattamelata, semejante a
un César triunfador, y su caballo, avanzan serenos, pisando el
terreno con seguridad, sin perder la compostura, ni realizar
aspavientos ni muevas de cada a la galería, condotiero y montura, se
desplazan con la firmeza y la autoridad de quien se sabe vencedor.
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