lunes, 5 de enero de 2015

CASTILLO DE JAVIER - XABIERKO GAZTELUA.



Un castillo ideal, o más bien idealizado. Resulta complicado rastrear su pasado medieval, no obstante es una joya arquitectónica.


Su origen es una torre defensiva del siglo X, cuyo nombre en euskera era Esabierre, que arranca prácticamente de la roca viva, en una estratégica posición entre los Reinos de Navarra y de Aragón. Con el tiempo el recinto fue ampliado, y en el siglo XIV ya había adquirido las dimensiones, la estructura y la planta de un verdadero castillo.


En un primer momento desde la atalaya los moros vigilaban a los cristianos, y después los cristianos a los moros, el caso era que en ningún momento pudo gozar de sosiego y tranquilidad.


El infante de Aragón, Fernando, entregó la fortaleza al rey navarro Sancho VII el Fuerte, en el año 1228 como garantía de un préstamo que no se devolvió, y por tanto el castillo quedó incorporado de forma definitiva a Navarra. Más tarde, Teobaldo I encomendó la plaza a Adán de Sada, de cuya familia pasó a los Azpilicueta y los Jaso.


En 1516 fue parcialmente destruido por orden del Cardenal Cisneros, debido al apoyo que sus dueños ofrecieron a don Juan III de Albret en su dura pugna con Fernando el Católico.



Entre sus paredes nació - 1506 - y vivió parte de su infancia San Francisco Javier, hijo de Juan de Jaso y María de Azpilicueta, viajero, evangelizador de lejanas tierras y copatrón de Navarra. Adosada al castillo aparece la basílica y la cripta del Santo, un lugar de peregrinación "las javieradas".


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