lunes, 8 de diciembre de 2014

SKOFJA LOKA



Un partido de fútbol (creo que la final de la Copa UEFA entre Sevilla y Benfica), un portero esloveno (recientemente fichado por el Atlético de Madrid) y un comentarista me han traído hasta aquí. Cuando uno prepara viajes, cualquier dato o referencia puede ser útil. En esta ocasión, el comentarista en cuestión, hablando del portero esloveno, dijo que su localidad natal, de curioso nombre (al menos para nosotros españoles) tenía fama de ser uno de los más bonitos de Eslovenia. Y aquí estoy.


El nacimiento de la población como tal aconteció en el 973, cuando el emperador Otón II el Rojo, regaló la plaza al obispo Abraham von Freising, convirtiéndo al prelado en fundador y señor de Skofja Loka.



Situada en un lugar estratégico, la confluencia de dos ríos, tan solo le faltaba un mercado, celebración que consiguió en 1248. Anteriormente el emperador Otón III concedió a los obispos el derecho de acuñar moneda y cobrar peaje. Poco después, en 1274, fue elevada por el obispado al rango de ciudad.


Skofja Loka estuvo protegida por una muralla con cinco torres y puertas. Imposible para un burgo medieval existir sin protección, ni fortificación. 


Las epidemias, la peste, las hambrunas y las guerras azotaron esta localidad eslovena, pero fue un terremoto, en el año 1511, el más devastador azote que ha padecido la ciudad en su historia, pués prácticamente quedó destruida.


Una leyenda, convertida en blasón, relata que el obispo Abraham se encontraba en el bosque y fue atacado por un enorme oso. Sus acompañantes, de raza negra, salvaron la vida al obispo, y por eso hoy lucen, coronados, en el escudo de Skofja Loka.


El Castrum firmissimun, construido en la Edad Media, seriamente dañado por el movimiento sísmico, ha dominado durante un milenio la población y sus alrededores.



La Iglesia de Santiago, gótica de principios del siglo XV, fue erigida sobre los restos de un templo más antiguo.  


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