lunes, 31 de mayo de 2021

CASTILLO DE PAMBRE.


De en medio del bosque surgen las murallas y las torres del Castillo de Pambre, orgullo de los Ulloa de Galicia. El río Pambre alimenta la comarca de Ulloa, centro del poder de esta influyente (y poderosa) familia. Estamos ante uno de los pocos castillos que sobrevivió a la revuelta irmandiña.



El río Pambre es un afluente del Ulla y forma un valle que sirve de frontera natural entre las provincias de Lugo y La Coruña. Este río Pambre nace en la Serra do Careón. Estamos muy cerca de la milenaria Ruta Xacobea.



La familia Ulloa, cuyos dominios se asientan en el corazón de Galicia, fue una de las más destacadas representantes de la nobleza terrateniente rural gallega (lo de señoritos explotadores no es un fenómeno exclusivo de Andalucía). En las proximidades de Palas de Rei, una histórica localidad xacobea, Gonzalo Ozores de Ulloa, levantó en el siglo XIV, el Castillo de Pambre.







Las inmediaciones de la fortaleza están plagadas de monumentos prehistóricos, como petroglifos y cazoletas, una señal de que estamos en un territorio que fue poblado en tiempos remotos.





El Castillo de Pambre fue el único que resistió en pie a la revuelta antiseñorial de los irmandiños en el siglo XV. Una centuria convulsa en toda Europa. Pera comprender mejor la proeza de estos muros, basta con recordar que los irmandiños destruyeron más de cien castillos por toda Galicia. Estamos, por tanto, ante la mejor muestra de arquitectura medieval que existe en Galicia.




El edificio fue mandado construir por Gonzalo Ozores de Ulloa hacia el año 1375, pero más tarde pasó a manos del conde de Monterri. No obstante, después del enlace matrimonial entre la hija de este y el poderoso Fernando de Andrade, el castillo será heredado por la hija de ambos, Teresa Andrade y Ulloa.  Levantado en estilo gótico, esta fortificación, fue escenario de las luchas entre Pedro I y Enrique de Trastámara, y más tarde entre la nobleza y el arzobispo de Santiago, don Alonso de Fonseca y Acevedo.




La fortaleza está enclavada en un peñasco que se encuentra rodeado de bosques, de campos de labor y de pastos para el ganado vacuno. Además el río era una defensa natural. La torre del homenaje, cuadrangular, es el baluarte principal de la fortaleza y desde la altura se controla un amplio territorio.



Nos encontramos ante uno de los castillos más hermosos de toda Galicia. Su aspecto un tanto desaliñado es compensado por lo maravilloso del entorno natural. ¿Cuántos peregrinos perdidos habrán llamado a estas puertas suplicando un alojamiento?.



domingo, 30 de mayo de 2021

ENRICO CARUSO, EL PRÍNCIPE DE LA LÍRICA.

 


Virtuosismo italiano y pasión napolitana, la voz más popular de los años '20, Enrico Caruso fue una de las primeras estrellas de la música y un pionero de las grabaciones. Enrico nació en el seno de una familia humilde en una ciudad humilde, Nápoles. Como artista puro y genial, comenzó a cantar por devoción, interpretando cánticos populares por los barrios y callejones de su ciudad. Solía cantar también en bodas y funerales, y en uno de ellos fue descubierto por el barítono Eduardo Missiano, que entusiasmado con el joven cantor, le buscó un maestro, Guglielmo Vergine.

Vergine fue una persona clave en la formación musical del joven Caruso, que conseguía debutar en el año 1894 en el Teatro Nuevo de Nápoles. En la ciudad partenopea comenzó una meteórica e imparable carrero que lo llevó a actuar en los grandes templos de la lírica mundial, Milan, San Petersburgo, Londres, Buenos Aires y por supuesto Nueva York. Su técnica vocal y su estilo interpretativo, vital y emotivo, además de crear escuela, despertó la admiración de los amantes de la música de todo el mundo. Su celebridad se fue acrecentando gracias a la popularidad y difusión que alcanzaron sus grabaciones fonográficas.



Enrico era invitado habitual en las fiestas de la jet set de la época, pero Enrico era también un enamorado de las calles napolitanas y de los sencillos placeres de la vida, que podía disfrutar en su ciudad. En 1920 su salud se vio gravemente deteriorada por una afección pulmonar y al año siguiente, el pueblo napolitano despedía entre lágrimas y gritos de dolor, al Príncipe de la Lírica.

sábado, 29 de mayo de 2021

LOS PEREGRINOS GUÍADOS POR FAROS.




Según la historia marítima, Ptolomeo I (360-283 a.C.) construyó en la Isla de Faro una torre donde puso un fuego para “orientar con sus luces a quienes navegaban en aguas próximas a la desembocadura del Nilo” (Soria y Puig 189). En aquel momento, la torre de Ptolomeo fue considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo y dio nombre a lo que hoy conocemos como faros. Asimismo, los romanos construyeron faros en La Coruña para ayudar a los peregrinos del norte de Europa. Por todo el norte de España, a lo largo de la costa gallega, había faros que no sólo señalaban la costa, sino que, también hace muchos años, señalaban el Camino de Santiago. “Se ha especulado que la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río en Navarra funcionaba de noche como un faro”. Además, la Iglesia de Santa María en Eunate también fue considerada parte de la red de faros del Camino de Santiago.

El uso de faros en el Camino de Santiago servía para ayudar a los peregrinos a salir de los puertos de las montañas de la misma manera que los faros de la costa ayudaban a los marineros a navegar por las costas irregulares para llegar a puerto sin encallar en las rocas. La necesidad de señalar e iluminar los puertos es obvia cuando se lee la siguiente analogía: si los puertos del mar son los más abrigados de la costa, los puertos de montaña son los más desabrigados de cualquier camino. Como se ha mencionado, dos iglesias que servían como faro en el Camino son la Iglesia de Santa María en Eunate y la Iglesia del Santo Sepulcro en Torres del Río.


[…] Es obvio que las iglesias del Camino eran mucho más que sólo un centro religioso y un hospital o albergue para los peregrinos; también servían como las primeras señales visuales del Camino de Santiago. Cada pueblo que el Camino atravesaba tenía la responsabilidad de ofrecer servicios en apoyo a los peregrinos; además de los hospitales o los albergues que existían –y aún existen– a lo largo de la ruta, las iglesias tenían un propósito doble: funcionaban como centros de cristianismo y eran las señales principales del Camino. Durante siglos, los faros eran la única clave para el peregrino, indicándole que estaba siguiendo la ruta deseada.

En la Edad Media, el fuego era la manera más fácil y común de señalizar el Camino, y los peregrinos esperaban verlo cuando se acercaban a un pueblo o en un momento de desvío. Sin embargo, el fuego sólo funcionaba durante la noche y los días claros. Es decir, sólo cuando no había nubes, niebla o cualquier otro fenómeno que pudiera oscurecer el fuego; esto no significa que el faro no cumpliera con su propósito, sino que su uso estaba demasiado limitado en las montañas, donde el mal tiempo era frecuente por periodos extensos a lo largo del año. Por otra parte, los avances arquitectónicos también influyeron en el papel de las iglesias como señales del Camino; con los del arte gótico se introdujeron torres más altas y el hecho de que la campana fuera más utilizada creó la oportunidad de emplear esta combinación artística para mejorar la señalización del Camino y para orientar al peregrino perdido.

Las señales del Camino de Santiago. Algo más que

flechas amarillas y conchas de vieiras.

Miguel Harrison.

viernes, 28 de mayo de 2021

SHUM

 


En pleno siglo XXI el festival de Eurovisión se ha convertido en un excelente antídoto contra el indigesto reggaetón. Personalmente el último certamen me ha servido para conocer la voz de Kateryna Pavlenko y su banda ucraniana de electrofolk, Go A. Shum es, según Kateryna, un grito en medio del bosque. Su voz blanca, similar a la de un niño, cuenta historias de la tradición oral ucraniana, acompañada de instrumentos típicos del folklore ucraniano combinada con una base electrónica.

jueves, 27 de mayo de 2021

FRÓMISTA, EDAD MEDIA PALENTINA.


Auténtico nudo de comunicaciones. Aquí confluyen el Camino de Santiago, el Canal de Castilla y las carreteras que llegan hasta Santander. El peregrino entra en Frómista por las esclusas y el arrabal, el barrio del canal.




San Telmo nació en Frómista a finales del siglo XII. 



Importante localidad jacobea que, aunque solo tiene 495 habitantes, es célebre por sus destacados monumentos y ser final de la sexta etapa según el Còdex Calixtino. La ciudad tiene ascendencia romana y su privilegiada situación en el Camino, hizo de ella un centro pujante durante la Edad Media. Contó con numerosos hospitales y hospederías. En su gran fuerza económica tuvo mucho que el ver importante núcleo judío que habitaba aquí.

En el año 1066 (el mismo en que Guillermo de Normandía desembarca en la Gran Bretaña para coronarse rey), la reina doña Mayor, esposa de Sancho III de Navarra, en su testamento dota de varios bienes a la iglesia y monasterio de San Martín. La centuria siguiente, en 1118, la reina Urraca la entrega a los benedictinos de Carrión de los Condes.

Durante un tiempo la jurisdicción de Frómista estuvo dividida entre los señores de la villa y el abad de Carrión, de la orden de Cluny. Esta circunstancia provocó numerosos conflictos. En el año 1427 el señor de Frómista, Gómez Benavides, puso fin al entuerto reunificando en sus manos la jurisdicción.



La iglesia de San Martín de Tours es la joya de la corona románica. Perfecta en las formas. Santa María del Castillo, con su poderosa torre hace honor a su nombre. Y por su tamaño impresiona la parroquia de San Pedro.


Hostal Restaurante El Apóstol. Nuestro hogar transitorio. Sonia, mujer valiente y emprendedora lo regenta. Luchadora ante todo.







Santa María del Castillo. Siglos XV – XVI. Su advocación recuerda, y sirve de homenaje, a una vieja fortaleza del siglo XIV que hubo por aquí. Como referencia al antiguo castillo, esta iglesia hace pocas concesiones al adorno. Fue levantada en sólida sillería de piedra a partir del segundo tercio del siglo XVI en un estilo gótico muy tardío. La torre es algo posterior, del siglo XVIII.


Iglesia de San Pedro. Comenzó a construirse en el siglo XV, su fundador está enterrado en su interior. Interior gótico y maravillosa portada renacentista, proyectada por Juan de Escalante.




miércoles, 26 de mayo de 2021

CRUZ DE LOS VALIENTES DE GRAÑÓN.



En el límite entre las localidades riojanas de Grañón y Santo Domingo de la Calzada se alza la cruz de los Valientes, que recuerda las disputas medievales entre ambos pueblos por la propiedad de una dehesa. Afortunadamente aquellas rencillas están olvidadas y el crucifijo es un hermoso símbolo de la hermandad entre los dos municipios. Al parecer durante la Edad Media estas disputas entre pueblos vecinos eran bastante habituales.

La leyenda y la tradición oral rodean a lo que aconteció alrededor del lugar donde hoy se eleva la Cruz de los Valientes. Todo comenzó hace mucho tiempo, cuando los vecinos de Grañón veían con gran desagrado, como los habitantes de Santo Domingo de la Calzada utilizaban un encinar que consideraban de su propiedad. Los calceatenses esgrimían que esas tierras les correspondían por derecho propio. No había manera de ponerse de acuerdo, la tensión iba aumentando y las ganas de gresca se apoderaban de vecinos de uno y otro lado, por lo que eran frecuentes enfrentamientos violentos. La amenaza de un enfrentamiento armada estaba en el aire. Las cabezas más cabales de ambos pueblos intentaron rebajar la tensión y encontrar una solución al conflicto, un combate cuerpo a cuerpo, entre un representante de cada pueblo.


Demos la palabra ahora a Javier Pérez Escohotado, experto en leyendas y refrantes riojanos. En su obra Chascarrillos, dichos y decires en el habla de La Rioja cuenta lo que sigue:

«La pelea debía celebrarse en terreno intermedio. No era una pelea a muerte. Se trataba simplemente, mezclando habilidad y fuerza, de sacar al contrincante de un amplio círculo. No podían usar armas de ninguna clase y nada se dijo de la indumentaria que deberían llevar, dato inesperado que decidiría la batalla.

Sto. Domingo designó a un hombre que –como la mayoría de los que pierden– no tenía nombre. Durante el mes anterior a la pelea, fue alimentado a base de finas carnes, buenos vinos y como a hombre que puede perder la vida concedieron libertad para usar lo que en la ciudad hubiera, tanto público como privado. En este mes, más de una virgen, y otras que no lo eran tanto, regalaron al luchador sus propias carnes. La aparente molicie del de Sto. Domingo estaba basada sobre una estratagema que debiera dar la victoria a este pueblo: el luchador iría a la pelea desnudo y cubierto de aceite, como un atleta griego. La superioridad cultural de Sto. Domingo era manifiesta. Martín García, durante el mismo mes, siguió su dieta habitual de cocidos fuertes –habas sobre todo, según mis notas– y carne, sin olvidar su trabajo en la tierra, que diariamente atendía.

El día de la pelea, de madrugada, aparecieron en un lugar entre Sto. Domingo y Grañón, las autoridades civiles de los dos pueblos y una nutrida representación de los vecinos. El de Sto. Domingo apareció, como estaba previsto, embadurnado de aceite y desnudo. Martín García, en la simplicidad de su fortaleza desnuda. A un común gesto de los dos alguaciles, la pelea comenzó; el aceite se mezcló; la fortaleza de Martín no podía con las travesuras y esquivos del de Sto. Domingo. Nada estaba decidido después de cuatro ininterrumpidas horas de lucha. La resistencia física estaba en sus límites humanos; sólo una gracia extraordinaria podía resolver aquella contienda que necesariamente tenía que solucionarse aquel día. Martín García, en una inspiración, mientras el de Sto. Domingo lo empujaba hacia el límite del círculo, se revolvió y metiendo con fuerza su dedo corazón en el culo del otro luchador, sacando fortaleza de su gastada flaqueza, levantó en el aire al de Sto. Domingo, que pataleaba y gritaba como un cerdo y lo lanzó fuera del círculo.

Así pudo suceder si nos atenemos a las notas del párroco. Los herederos de Martín García disfrutan hoy ‘La Ballada’ y pagan a la parroquia de San Juan Bautista para que se rece por él todos los domingos. Aunque no murió en la pelea, quedó muy quebrantado y esto aceleró su muerte.

El de Sto. Domingo tuvo que sufrir el rencor, la vergüenza y el anonimato histórico. Decidió entrar de hermano lego en una orden religiosa y murió, dicen, con grandes muestras de arrepentimiento y virtud.»

El propio Escohotado argumenta que cuando los documentos de los siglos XII o XIII se han perdido, se producen pleitos que únicamente el Rey, o en su defecto, la violencia, pueden resolver.



martes, 25 de mayo de 2021

IGLESIA PARROQUIAL DE SANTA MARÍA EN LOS ARCOS



La Iglesia Parroquial de Santa María, en la localidad navarra de Los Arcos,  presenta varios estilos arquitectónicos que van desde el románico del siglo XII hasta el barroco del XVIII. El interior ofrece importantes decoraciones renacentistas y barrocas, y un claustro gótico del siglo XV.


Largas calles de casas porticadas, desembocan junto a la impresionante parroquia de Santa María. Su altar mayor es presidido por una de esas vírgenes negras, que no se sabe muy bien que son. La parroquia cuenta, además, con un bonito claustro.





Gran valor de la imagen Santa María de los Arcos. Virgen sedente, coronada y con una toca que le cubre la cabeza. Catalogada como Virgen Negra, por materiales y por proporciones. Fabricada en madera de acacia, sentada en un asiento sin respaldo llamado Cátedra (la silla del obispo). El niño, fruto de sus entrañas está sentado en el regazo de la madre. Ambos dirigen la mirada hacia delante. La proporción es de 7 a 3.


En un folleto sobre la Parroquia de Santa María, y en relación a la talla de la virgen podemos leer. La cara de la virgen es noble, soberana, hierática, en el lado izquierdo tiene la sonrisa de una madre, en el derecho la seriedad de una reina, los ojos de aspecto oriental acusado, los tiene almendradas, se le llama la Virgen Negra de los Ojos Zarcos.




En la Edad Media, las Vírgenes Negras gozaban de gran fervor popular. En el Camino que conduce a Compostela había gran cantidad de vírgenes como esta que podemos contemplar en Los Arcos. 



lunes, 24 de mayo de 2021

CASTILLO DE VILLAMAYOR DE MONJARDÍN.


La fortaleza, denominada de San Esteban de Deyo formaba parte del entramado musulmán, pero fue el rey pamplonés el que la conquistó para anexionar esta destacada atalaya al reino de Pamplona. El propio rey la convirtió en panteón real y se hizo enterrar en ella. El castillo se ha restaurado recientemente para consolidar los muros y no perder este importante hito histórico. Una fortaleza roquera, los reyes navarros la cedieron al monasterio de Irache y más tarde al obispo de Pamplona. La corona recuperó su titularidad en el año 1319.


Del castillo de Monjardín quedan unas evocadoras ruinas situadas en un monte, dominando el entorno. Castillo roquero que se divisa desde muchos kilómetros alrededor, sirve de hito y guía en el Camino de Santiago. El castillo de Monjardín fue conquistado a los musulmanes por el rey Sancho Garcés en el año 908, castillo que poseían los Banu Qasi de Tudela, cristianos convertidos al Islam y que fueron denominados los terceros reyes de España por sus posesiones entre Borja, Tarazona, Tudela y Zaragoza. Pasó después al obispo de Pamplona, con intervalos en los que volvió a la corona. En 1319, finalmente quedó integrado en la corona, para ser reparado por Carlos II. En el siglo XVI tras la conquista de Navarra, pasó al conde de Leerán, condestable del reino, para quedar definitivamente vinculado a Diego Alvarez de Toledo. La estructura es un pentágono irregular y conserva un torreón de plaza cuadrada, la capilla de la Santa Cruz y un aljibe. Todavía el castillo fue utilizado en el siglo XIX durante las guerras carlistas.

Jorge Jiménez Esteban.

Castillos en el Camino de Santiago.

Revista Peregrino 78.



domingo, 23 de mayo de 2021

JUAN DE MIRECOURT.


Ioannes de Mirecuria o Juan de Mirecourt fue un pensador medieval de la Orden del Císter que hizo una serie de comentarios a las sentencias de Pedro Lombardo en París entre 1344 y 1345. La facultad de Teología de París condenó algunas de sus sentencias, enmarcadas dentro del Occamismo. Para defender su posturas escribió una Apología.

Juan de Mirecourt distingue dos tipos o formas de conocimiento; el de primer grado, que propicia una evidencia absoluta, y el de segundo grado, que nos permite conocer nuestra propia alma. Para Mirecourt Dios es causa, pero no única, del pecado, ya que para cometer el pecado es necesaria Su Voluntad.