sábado, 29 de septiembre de 2018

UN ANILLO PARA GOBERNARLOS A TODOS.




Hace mucho tiempo, allá en los albores de la Segunda Edad, los grandes herreros elfos forjaron anillos de poder. Nueve para los hombres morales. Siete para los señores enanos. Tres para los altos señores elfos. Pero entonces el Señor Oscuro aprendió el arte de hacer anillos y forjó un anillo maestro. El anillo para gobernarlos a todos. Con este anillo singular se adueñaba de la Tierra Media sin que nadie pudiera detenerle. Cuando la última alianza de hombres y elfos caída ante su poder, una inadvertida sombra heroica se interpuso venciéndole. Era el príncipe Isildur, uno de los grandes reyes del otro lado del mar, quien se apoderó del anillo. Pero como no lo destruyó, el espíritu del Señor Oscuro pervivió y empezó a cobrar forma y a expandirse de nuevo. El anillo tenía voluntad propia y la cualidad de desprenderse de una mano para ser encontrado por otra con objeto de volver por fin a la de su dueño. Y perdido por Isildur fue a parar al fondo del gran río Andúil donde reposó durante miles de años. En el transcurso de esos años el Señor Oscuro capturó los nueve anillos hecho para los hombres y convirtió a sus dueños en espectros del anillo, sombras terribles, bajo el dominio de su enorme sombra que recorrieron el mundo en busca del anillo singular.



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