domingo, 31 de enero de 2016

ASPARUH DE BULGARIA.



Cada nación tiene a un héroe primigenio, para los búlgaros este personaje esencial es Asparuh. Conocido también como Isperih, fue un khan protobúlgaro, fundador y primer rey, desde el 681 hasta su muerte, del Primer Imperio Búlgaro. Asparuh condujo a su gente desde Asia Central hasta una región situada entre el Dnieper y el Danubio, desde la que realizaban razzias y expediciones de pillaje a los territorios bizantinos habitados por eslavos al sur del Danubio. Después de derrotar a los bizantinos en el año 680, se establecieron entre el Danubio y los Balcanes, y formó una alianza con las tribus eslavas, dando forma al Primer Imperio Búlgaro.

BATALLA DE POSADA.



La batalla de Posada (1330) marca de alguna manera el origen del principado medieval de Valaquia, que con el tiempo se convirtió en uno de los territorios que formaron el estado rumano. En el fondo, la Batalla de Posada es un hito más, recurriendo al lenguaje algebraico un punto de inflexión, en el proceso de formación de dicho estado. No pocos estados arrancan su existencia tras una victoria en batalla, si los astures, por ejemplo, tuvieron su Covadonga (extendida más tarde a toda la España cristiana), los valacos tienen esta batalla vinculada a la figura de Basarab I.


En otoño de ese 1330, una fecha histórica para el pueblo valaco-rumano, Basarab I, llamado el Fundador, derrotó al ejército húngaro en la Batalla de Posada (Posadai csata , Batalia de la Posada), pero el conflicto comenzó un poco antes. El voivoda valaco estaba dispuesto a aprovecharse de la inestabilidad que se había apoderado de Hungría tras la extinción de la dinastía de Arpad. En 1324 tenemos a Basarab bajo la autoridad del monarca Carlos I Roberto, al que debía fidelidad y tributo. Los siguientes años, Basarab conquista Turnu Severín, las relaciones entre ambos se van enfriando, hasta que el voivoda valaco se niega a seguir pagando tributo.

Dos miembros de la aristocracia húngara instigaron al monarca a lanzar la campaña contra Basarab I. Estos nobles eran Dénes Szécsi, que pretendía obtener la fortaleza y el distrito de Sverin, y el voivoda de Transilvania, Tomás Szécsényi, que ambicionaba controlar las tierras de Valaquia. El rey entonces, totalmente convencido, inicia una expedición de reconquista y de castigo a su vasallo rebelde.

En septiembre de 1330 el rey prepara a su ejército, y otorga el mando de la caballería a István Lackfi. Unos treinta mil hombres penetran en territorio transilvano, conquistan Banatul de Severín, entran en Timisoara y avanzan hacia Oltenia. La táctica de retirada y tierra quemada puesta en práctica por Basarab provocó serías hambrunas entre los invasores.




Entonces Basarab decide emplear la diplomacia. Envía un emisario a Carlos I Roberto, ofreciéndole plata, la Cetatea Severinlui y a un hijo que enviaría a Hungría en calidad de rehén, como garantía de buenas intenciones. Carlos rechaza la oferta de paz, añadiendo con desdén que “Basarab es únicamente el pastor de mis ovejas”. La Chronicon Pictum, documenta e ilustra esta entrevista y el desarrollo de la batalla.


Los valacos atraen al ejército más hacia el interior, a un estrecho valle, donde fueron prácticamente masacrados (y humillados). Un primer ataque en el monte cortó la marcha a las tropas, y posteriormente lanzaron un segundo ataque demoledor y decisivo. A los 30.000 hombres del ejército húngaro, los valacos solo pudieron oponer unos 10.000 individuos, que equilibraron su inferioridad numérica utilizando la montaña como aliada. Este modesto ejército estaba formado por caballería ligera (probablemente la guardia personal de Basarab), arqueros a pie y campesinos escasamente armados.

Lienzo de Jozsef Molnar, Dezso se sacrifica para salvar a su rey.
Fueron cuatro días de lucha (9 – 12 de noviembre) y el rey Carlos pudo huir a duras penas, intercambiando la armadura con uno de sus vasallos. La famosa Chronicon Pictum finaliza con esta batalla, una de las más dolorosas que sufrieron los húngaros en esta época. Entre las víctimas se contabilizó un elevado número de nobles.


Los historiadores no han podido establecer el punto exacto donde tuvo lugar la batalla, aunque lo más probable es que los valacos emboscaron al ejército húngaro en una región comprendida entre Oltenia y Severín. Por otro lado en las fuentes medievales no aparece el apelativo Posada. Este nombre fue introducido por el historiador rumano Nicolae Iorga a principios del siglo XX.

Para el protoestado valaco, la victoria significó continuar con el proceso de independencia respecto de Hungría, comenzado, entre otros por Litovoi o el legendario Radu Negru , y que sería consolidado por los sucesores de Basarab, como Nicolae Alejandro o Vlaicu Voda .

Posada fue también un momento decisivo para Hungría, esta derrota le obligó a abandonar su ambicioso proyecto de extender el reino hasta el mar Negro.

Mircea Eliada, el gran erudito rumano, escribe lo siguiente sobre la repercusión de Posada en su obra “Bajo el signo de Zalmoxis”: “En efecto, desde que el pequeño principado de Valaquia (Muntenia), fundado y fortificado por la enérgica familia de los Basarab, conquistó la independencia y repelió la soberanía húngara, después de haber aniquilado en 1330 al ejército de Carlos Roberto de los Cárpatos, asistimos a la rápida expansión del Estado naciente en dirección al estuario del Danubio y del mar Negro. A fines del siglo XIV, el príncipe de Muntenia se intitulaba señor de las dos orillasa de todo el Danubio, hasta el Gran Mar”.

Basarab I en Curtea de Arges.
Otro reputado historiador rumano, Matei Cazacu, describe las causas, la batalla y las consecuencias en el libro Vlad III Drácula. Vida y leyenda de el Empalador, príncipe de Valaquia. “Por entonces, Carlos Roberto llamaba nuestro voievod a Basarab, expresión que no podemos definir con mayor precisión. En 1330, Basarab ocupó la fortaleza de Severin a orillas del Danubio, en Oltenia, y el rey lo conminó de inmediato a cedérsela. Ante el rechazo del príncipe valaco, Carlos Roberto emprendió una campaña militar y amenazó a su vasallo “pastor de ovejas”, con arrancarlo de su covacha meciéndole las barbas. Cuando el rey invadió Valaquia con su ejército, el hábil Basarab negoció un tratado de paz por el que renunciaba a su conquista y se comprometía a pagar siete mil marcos de plata en concepto de compensaciones, suma considerable que representaba el equivalente a una tonelada y media de plata, a setenta y cuatro kilogramos de oro o veintiún mil florines de oro. Esta promesa determinó al rey de Hungría a dar media vuelta, dejando en el trono a su turbulento vasallo, tras incendiar su residencia de Curtea de Argés, en las colinas de los Cárpatos.

Sin embargo, en un desfiladero de esos mismos Cárpatos, las tropas de Basarab atacaron por sopresa al ejército húngaro que, rodeado por todas partes, sufrió graves pérdidas (9-11 noviembre de 1330). El rey debió su salvacióN únicamente a la circunstancia de que intercambió armaduras con uno de sus vasallos. Nobles, caballeros y obispos húngaros cayeron bajo las flechas y lsa piedras lanzadas por los valacos desde lo alto del desfiladero. Se perdió incluso el esllo de oro con las armas reales; y los restos del ejército sufrieron lo indecible para encontrar refugio en Transilvania. Basarab conservó Oltenia, que según parece recibió como prebenda su hijo, asociado al trono a partir de 1342".

El irlandés, inmortal al igual que su criatura, Bram Stoker, parecía conocer, siquiera en esencia, la Batalla de Posada, o al menos, la forma de combatir de los valacos, a juzgar por este pasaje de su novela Drácula.

“En la antigüedad hubo tiempos agitados, cuando los austríacos y húngaros llegaban en hordas y los patriotas salían a enfrentárseles, hombres y mujeres, ancianos y niños, esperaban su llegada entre las rocas arriba de los desfiladeros para lanzarles destrucción y muerte a ellos con sus aludes artificiales”.


Valacos cabreados con las intromisiones del monarca húngaro, deciden parapetarse tras los riscos, y atrincherados en viejas montañas, que tan solo el agua paciente de pequeños ríos, se atreve a franquear. Estos hombres y mujeres dieron forma, consistencia y personalidad al principado de Muntenia (Valaquia). Pero en estos casos siempre surge el mismo interrogante, ¿quién era el máximo interesado?, ¿el campesino o el boyardo?, ¿el pueblo o el voivoda?.


sábado, 30 de enero de 2016

BATALLA DE CAEN



Año 1346, en el contexto de la Guerra de los Cien Años, los ingleses desembarcan en las costas de Normandía, y comienzan su marcha hacia el sur. Eduardo III tenía un objetivo claro, la ciudad de Caen, centro político, económico y religioso de la región. A finales de julio, después de un corto asedio, las tropas británicas entraron en tropel en la ciudad y la sometieron a saqueo durante cinco días. El condestable de Francia, Raúl II de Briene, encargado de la defensa de la plaza, poco pudo hacer para evitar el desenlace. Esta victoria fue la primera de una campaña triunfal inglesa que culminó con gran éxito en la batalla de Crecy (1346).

CASTILLO DE ALMODÓVAR DEL RÍO.



Cerca de Córdoba, con Sevilla en el horizonte cercano, como centinela del Valle, en el lugar donde Guadiato y Gudalquivir unen sus cursos, se levanta la magnífica fortaleza de Almodóvar del río, una de las más hermosas de toda la península. El Castillo de Almodóvar del Río, un bonito ejemplo de la idealización de la Edad Media, ofrece al visitante todo aquello que espera encontrar en una fortaleza medieval.


Desde aquí podemos controlar toda la Vega del Guadalquivir.



Almohade, castellano y calatravo, a lo largo de la historia este castillo, una especie de perpetuo guardaespaldas de Córdoba que nunca perdió de vista a la poderosa Sevilla, ha tenido varios dueños.


La torre del maestre enfrenta a la del homenaje, entre ambas se disponen todas las dependencias de la fortaleza.


Pendones al viento nocturno.


Fortaleza de origen árabe construida sobre restos iberos y romanos, hacia el año 740. Recibió el nombre de Almudawwar Al Adna y formo parte sucesivamente del Califato y de las taifas de Sevilla, Carmona y Toledo. En el año 1240 Fernando III lo conquistó mediante pacto de capitulación con sus habitantes (siempre se ha considerado inexpugnable). Años después de la conquista de Córdoba (1236), continuó con el sometimiento de las poblaciones de la campiña cordobesa, incluida Almodóvar, despejando el camino hacia el Bajo Guadalquivir. Un movimiento previo a las conquistas de Jaen (1246) y Sevilla (1247).



Entre estos muros podemos rastrear las huellas del rey Pedro I “el Cruel” que los usó como residencia, como cárcel y como caja de caudales para custodiar sus tesoros a lo largo del siglo XIV. En esta época es cuando el castillo empieza a adquirir gran importancia. En el año 1513 la fortaleza fue entragada al Maestre de la Orden de Calatrava.



A principios del siglo XX, el XII Conde de Torralva, D. Rafael Desmaissieres, inspirado por el espíritu romántico acometió las más importante reconstrucción de la fortaleza, dotándola de su aspecto actual. Movido por su interés por la historia y la cultura, y su pasión por las leyendas medievales de caballeros andantes, invirtió gran parte de su fortuna personal en restaurar el castillo. Además construyó nuevas zonas, como la capilla, el salón de la biblioteca y el palacio neogótico. Cuatro años antes de concluir las obras, al conde le sorprendió la muerte, y no pudo cumplir la gran ilusión de su vida; convertir el castillo en su hogar.


La hiedra escala los muros con parsimonia.



En algunas de las estancias nos encontramos con escenas de la vida cotidiana en un castillo medieval.




Ceremonia de vasallaje.



El vestidor era una dependencia donde el caballero se vestía con su armadura y se preparaba para las justas y para las batallas. El vestidor se situaba en un lugar cercano al patio de armas para tener fácil acceso a la montura. En general contaba con la ayuda del escudero o de algún sirviente.







Armería y maestro armero. La armería era el lugar del castillo donde se almacenaban todas las armas y municiones. También era utilizado como taller para la fabricación y reparación de las armas. Situado cerca del patio de armas, en un lugar de fácil acceso para la tropa.



La capilla fue construida durante la restauración del siglo XIX.


Cuentan que el castillo está habitado por el espíritu errante de la princesa Zaida .



Entre cuentos, historias y piedras, la más legendaria de todas las espadas.



Reconstrucción, rehabilitación y ambientación. No sabemos con exactitud cual era el aspecto original de la fortaleza, pero cuando uno la visita, encuentra exactamente lo que espera ver: un castillo medieval idealizado. Caminos de ronda, almenas, patio de armas, mazmorra, armería, torres, forman un conjunto armónico totalmente creíble y complementado con algunas escenas de la vida militar (y política) que se desarrollaba en su interior. A veces el rigor histórico no es lo más importante, un escenario como este emociona y atrapa a todo aquel que decide pasear por el adarve, y desde las almenas contemplar a un lado las enhiestas torres de la fortaleza, y al otro la fértil y próspera vega del Guadalquivir.



Visitando lugares como este, dejando volar la imaginación, soñando aventuras de princesas y dragones, es la manera en que se desarrollo la mente, y la semilla que puede hacer germinar el árbol del conocimiento. 



Aquí la Edad Media cobra vida, sin tener cuenta si la escribía un positivista o un marxista. Es una máquina del tiempo que permite a niños y niñas (y los no tan niños) del siglo XXI viajar a un pasado remoto, y descubrir no solo de donde venimos, sino la riqueza y variedad de la cultura humana.








viernes, 29 de enero de 2016

LA LEYENDA DE ZAIDA.



En el año 1091, los Almorávides que habían desembarcado en la Península Ibérica años atrás, tenían entre sus objetivos conquistar el alcázar de Córdoba. En la antigua capital califal vivían el príncipe Fath Al Ma'mum y su amada la princesa Zaida. Ante los primeros reveses, Al Ma'mum decide enviar a Zaida y a toda su familia a buscar refugio en la cercana fortaleza de Almodóvar del Río.

El 28 de marzo el alcázar es finalmente asaltado, y el príncipe muere combatiendo a sus enemigos. En ese mismo instante, Zaida despertó sobresaltada de su sueño y subió rápidamente a las almenas, presintiendo en su interior que algo terrible había ocurrido. Desde lo alto de la torre, miró hacia Córdoba y pudo ver el caballo blanco de su amado huyendo en solitario de la ciudad.

Un par de jornadas después, llegan los almorávides a Almodóvar y encierran a Zaida en una mazmorra. En la más absoluta oscuridad, la vida de Zaida se fue apagando, consumida por el dolor, hasta que un día su destrozado corazón dejó de latir. Cuenta la leyenda, que al amanecer de cada 28 de marzo, el fantasma de la princesa Zaida pasea por el adarve del castillo, y entre gemidos y sollozos, espera con anhelo el regreso de Al'Mamum.

Al parecer la historia es menos trágica. Zaida consiguió abandonar la fortaleza antes de la llegada de los invasores almorávides, y encontró refugio en Toledo y esposo en Alfonso VI “el Bravo” rey de León.


jueves, 28 de enero de 2016

CASTILLO DE BURGUILLOS DEL CERRO.



El rey Fernando III completó la conquista de Burguillos del Cerro y cedió villa y castillo a la Orden del Temple, que gozaba de gran prestigio en aquellos tiempos.


El castillo que vemos hoy es el resultado de sucesivas reformas constructivas, y han sido tantas las obras realizadas a lo largo del tiempo, que resulta prácticamente imposible diferenciar los elementos originales de la obra.


La fortaleza fue levantada en el siglo XIII sobre un edificio musulmán anterior. Se alza en la cima de un cerro rocoso y su acceso es un tanto complicado. Es necesario hacer un esfuerzo (corto pero intenso) de corazón, pulmones y piernas para llegar hasta la cumbre. (Merece la pena, si disfrutas paseando ensimismado entre ruinas).



El edificio tiene doble recinto y son visibles algunos lienzos del cerramiento más adelantado. Un edificio que fue ampliado y restaurado a lo largo del tiempo, según necesidades (y posibilidades). Su perímetro está rematado con torreones y cubos en las esquinas.


Se accede por una única puerta, con arcada gótica, abierta en el muro sur. Sobre la entrada el escudo de la Casa de Béjar.


Torre Parda, al noroeste, es el nombre de pila de la Torre del Homenaje, el elemento más sobresaliente de la fortaleza y está formada por dos cuerpos claramente diferenciados.



Una vieja leyenda, contada y creída por los vecinos, afirma que en uno de estos torreones había un becerro de oro atado. Allí donde se encuentra el becerro, debe haber escondido un tesoro. Muchos de ellos subieron cargados con pico y pala con la fatua esperanza de hallar el tesoro.


Las lágrimas de los caballeros mojaron la tierra que hoy cercan los muros y torreones en ruina de la antigua fortaleza. Las piedras guardan en su interior los lamentos de caballeros que murieron defendiendo este cerro y de sus mujeres que esperan amargamente a los que nunca regresaron.


Desde el castillo del cerro se abarca parte de la provincia de Badajoz, a medio camino entre la próspera Andalucía Occidental, con Sevilla a la cabeza, y el ambicioso Reino de Portugal de los Avis. Durante un tiempo fue una tierra deseada por todos y defendida por unos pocos.




CATEDRAL DE ST.-NAZAIRE EN BEZIERS.



La catedral fortaleza, casi un castillo, fue construída, y reconstruida entre los siglos XII y XV.


Levantada en el típico estilo románico, fue arrasada durante la cruzada (injusta y sanguinaria) albigense, siendo reconstruida (casi enteramente) en un nuevo estilo más urbano, el gótico.


Juan el Bautista y Jesús de Nazaret



Cual castillo cátaro, y puro, Saint Nazaire levanta torres y presenta almenas para la defensa de su fe y sus vidas.